La muerte y la poeta vestida de rojo: Karoline von Günderrode

“(…) la herida del corazón se envuelve gustosa en la noche de las tumbas”.

Ariadna en NaxosKaroline von Günderrode

Devorada por una apasionada angustia, Karoline von Günderrode decidió quitarse la vida. Vestida con un hermoso vestido rojo, se clavó en el corazón un puñal para luego precipitarse al río Rin, donde fue hallada muerta al día siguiente. Tan sólo tenía veintiséis años.

La vida de Karoline von Gunderrode estuvo marcada por la melancolía, la tristeza, la pasión, la incomprensión y como no, la poderosa fuerza del amor. Fue una gran poeta romántica alemana, aunque gran parte de su fama fue póstuma. 

Karoline von Günderrode (1780 – 1806)

Nació en Karlsruhe el día 11 de febrero de 1780. A muy temprana edad se quedó huérfana de ambos padres, lo que generó en ella una gran carencia afectiva. Fue una verdadera intelectual con una sed insaciable de conocimiento. Se interesó por una gran variedad de temas, entre ellos la filosofía, la química, la geografía, la historia, la mitología… Y como no podía faltar, la literatura, la cual desarrolló el resto de su vida. Ávida lectora por naturaleza, no sólo leía por placer, sino que también leía para evadirse de su monótona vida. Era una vía de escape muy útil para poder desarrollarse intelectualmente. 

Sus primeros poemas los escribió en secreto a la edad de diecisiete años. Estaban inspirados en temas como la libertad, la esclavitud, la vida, la muerte… Durante su desarrollo poético comenzó a tomar contacto con círculos románticos de la época como Clemens Brentano y su hermana Bettina von Arnim, quien se convirtió en su gran amiga y confidente. Dentro de estos círculos conoció a Friedrich Karl von Savigny, su primer amor. Este personaje inaugurará una escuela histórica del derecho años más tarde y tristemente se casaría con una de las hermanas de los Brentano, en vez de Karoline.  A pesar de ello, le alentó a que siguiera escribiendo.

Algo tímida en publicar sus creaciones poéticas, forjó el pseudónimo de Tian años más tarde, para poder salir al mundo literario. Bajo este pseudónimo publicó su primer poemario, Gedichte und Phantasien, (Poemas y fantasías). Tuvo cierto éxito, llegando incluso a los ojos de Goethe quien comentó que era una obra un tanto peculiar. Bajo el nombre de Tian también publicó los escritos Geschichte eines Braminen (Historia de un Brahmán), 1805 y Nikator, 1806. 

 «(…) Por ti, lo sé, es el sentido captado, 
que en la reserva del cáliz, tan sólo 
visible es al que halló, iniciado ojo 
en el iris, espíritu callado.  

Así trenzan muchachas en Oriente 
la guirnalda en color; para que encante
a muchos pugnan entre sí las flores(…)».

Dedicatoria – Karoline von Günderrode

En el año 1804 conoció al gran amor de su vida y quien la llevó a su tan trágico final, Friedrich Creuzer. Fue un filólogo y mitólogo, profesor en la prestigiosa Universidad de Heidelberg. Se conocieron en una excursión a la abadía de Neuburg, cerca de Heidelberg. Parece ser que fue amor a primera vista. Sintieron que eran almas gemelas destinadas a encontrarse. La verdad es que eran dos personajes bastante afines, tan sólo que Creuzer estaba casado. Le aseguró que su matrimonio era por conveniencia debido a su esforzada situación económica. Y que su mujer no era impedimento para su relación, jurándose amor eterno. 

Pero lo cierto fue que la adicción a un amor imposible acababa de comenzar. O más bien, estallar. La faceta poética, intelectual y melancólica de Karoline se acentuó. No dejaba de producir, de generar correspondencia con su amiga Bettina, de dormir ,ya que encontraba paz en el mundo nocturno, y de soñar. Soñar con innumerables posibilidades de que su amor fuera libre. 

«Tú, rojo fuerte,
hasta la muerte
se te parecerá mi amor,
no palidecerá el color,
hasta la muerte,
Tú, carmín fuerte,
se te parecerá mi amor«.

Rojo vivo – Karoline von Günderrode

Los amantes mantuvieron una maravillosa correspondencia en griego para evitar que la esposa supiera de tal enlace. 

La situación se hizo insostenible. Karoline propuso a Creuzer huir con ella a Alejandría o a Rusia, para poder oficializar su relación. Pero él no aceptó, tal vez por miedo a perder su cátedra en Heidelberg, o por perder su estatus. Karoline, desesperada, le escribió a Daub, un fiel amigo suyo, confidente y teólogo. Le escribió la que se considera una de las más bellas confesiones de amor de la literatura alemana. En ríos de tinta y lágrimas le contó todo lo sucedido. 

Creuzer valoró la idea de divorciarse de su mujer para poder casarse con Karoline. Pero se acabó desentendiendo del tema, quizás por miedo a perder su vida acomodada. Karoline recibió una misiva de su decisión final cuando estaba en la localidad suiza de Winkel. Incapaz de soportar la pérdida definitiva de una vida al lado de su amado, devorada por sus emociones, decidió entregarse a los brazos del eterno sueño, quién le dio su trágico final el día 26 de julio de 1806.

A pesar de que parece evidente la causa del suicidio de Karoline, hay bastantes teorías al respecto. Se cree, que a pesar de su tormentosa relación amorosa con Creuzer, ella deseaba ser reconocida como una poeta en sociedad. Como una mujer escritora. Pero las diferencias sociales de la época no le dejaron cumplir ese deseo. Asimismo los pocos escritos que publicó recibieron duras críticas. Aunque eran de calidad, dignos de competir con otros poetas de su generación, generando en ella gran desánimo. Toda esta crisis existencial, sumada a su trágica vida amorosa, le llevo a su muerte.

Antes de morir, le escribió a su amiga Bettina en cuya carta incluyó su último poema, titulado Amor en todas partes

«¿Puedo guardar en mi corazón tan cálidos deseos?
Contemplar las coronas de flores de la vida,
y pasar frente a ellas sin llevar yo ninguna,
¿y no debo, además, despertar a la desesperación?
¿Renunciaré, orgullosa, al deseo más querido?
¿Debo, temeraria, entrar al reino de las sombras,
implorar a otros dioses otros placeres,
acaso pedir nuevas delicias a los muertos?

Descendí, pero incluso en el reino de Plutón,
en el lecho de las noches la pasión arde;
anhelantes, las sombras se inclinan ante otras sombras.

Pues perdido está aquel sin fortuna en el amor,
e incluso aunque descendiera a la laguna Estigia,
en el fulgor del cielo, seguiría sin olvidar«.

Amor en todas partes – Karoline von Günderrode

Es una verdadera pena la muerte tan prematura de esta poetisa romántica alemana. Aunque es un perfecto ejemplo de poeta romántico, que se deja consumir por los sentimientos llegando incluso al suicidio. Está incluida dentro del grupo del club de poetas suicidas.

Sus poemas son de gran calidad, recibiendo incluso el apodo de Safo del Romanticismo. El amor está muy presente en su obra, no sólo como sentimiento, sino también como algo intelectual. Para la autora el amor es la esfera en donde se unifican los contrarios. Los contrarios que constituyen nuestra realidad. Por tanto, es el ideal perseguido absoluto, ya que para poder estar en plenitud, debemos alcanzar ese estado de unión. Una armonía total. 

Durante su relación con Creuzer escribió en secreto una obra titulada Meleté (Μελετή), en donde relataba su aventura amorosa. Creuzer hizo todo lo que pudo para prohibir su publicación. Pero en 1906, exactamente cien años después del suicidio de Karoline, el libro salió a la luz.

Karoline von Günderrode es una gran exponente romántica alemana, que tras su repentina muerte nos ha dejado una numerosa cantidad de escritos de toda clase, llenos de misticismo y emociones contenidas.  

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