Punta Arenas, viernes 24 de abril de 2020. Fotografía: Andrea Barría Villaroel.
Esto es un adelanto de lo que será la primera antología de mujeres poetas magallánicas editada por el circulo de poetas «Nunca Quisimos Ser Reinas» de Puna Arenas.

FERNANDA CÁRDENAS (PUNTA ARENAS, 1990)
Ha sido parte de la antología Poética de Ayer y Hoy de la Sociedad de Escritores de Magallanes, y la edición N°78 de la revista cuaderno de la Fundación Pablo Neruda. Actualmente se desempeña como profesora de lenguaje y es parte del círculo de poetas Nunca Quisimos Ser Reinas, y del taller “X-tint@s”. Prepara la publicación de su primer libro de poesía.
Apuntes
I
Es terrible la vida de ahora, en el campo jamás pasé hambre, tuve que irme a la ciudad;
ahí trabajé en el casino, pero el doctor me dijo que me retirara, es que se me
comenzaron a salir los dedos oiga, sí, mire las cicatrices, es que eran muy pesadas las
ollas, más encima criando sola a mis hijos, porque el marido se iba lejos y volvía una
vez a las tantas. Y yo ahora me pregunto ¿pa’ que pasa tanto tiempo en la casa, si
cuando lo necesitaba no estaba?
II
El viejo la seguía con sus manos lascivas, mientras ella aparentaba normalidad; yo solo
la estaba acompañando con la promesa de que me llevarían para Calen. Ignoró gran
parte de mi conversación literaria solo buscaba encandilar a la joven bióloga. Se rajó
con el almuerzo y la once, hizo de tierno abuelito cuentacuentos, mezclando mitos con
leyendas, saboreando con su boca cada vocablo de la joven egresada. ¿Y qué te pareció
el caballero? Raro, ahora entiendo porqué querías que te acompañara.
II
Y ahora que ya no nos juntamxs en la plaza,
¿qué pensarán los perritos de la revuelta rodeados de pacos y milicos?
¿quedarán sin voz por tanto ladrarles?
¿los golpearán o harán desaparecer así como hicieron con nosotrxs?

AILEEN DE LA CRUZ (PUNTA ARENAS, 1990)
Es parte de la antología Poética de Ayer y Hoy, de la Sociedad de Escritores de Magallanes, 2016 y de la edición N°78 de la revista cuaderno de la Fundación Pablo Neruda.
Noche de cuarentena
Escuchando a ese hombre hermoso cantar en lengua de fuego celeste,
poesía más maravillosa del planeta, de las que retumba cauterizando el corazón,
y va fertilizando el alma como la tierra al árbol.
Viaja en guerra, dando tregua las fiebres rebeldes brotadas como rosas en la frente,
las raíces llaman a tu lado, la cuna me cuida a través de las palabras que traes en tus ojos,
medicina para mi vida de mar, intensa y desbordada.
Gracias, que en encierro se transformó en cielo y el universo se abre ante mis pies,
De tus labios “que bello encontrarnos “en la lejanía tan cercana a tus manos que llegan tocando,
como la lluvia el techo y las puertas.
que el pecho y sus nostalgias volaron como pájaros tornasolados,
a cantarle mis poemas en respuesta a su mensaje,
que en claustro te despierta en alquimia sobre tu sombra,
esta noche veremos la aurora en la intimidad de tu guitarra,
encendida el agua con sus hierbas, espero que velas sobre la mesa aterricen melodías,
penetrando los oídos abiertos en profundidad hacia la mente,
conectando en tu espera, el delirio ya no cunde y el vapor nos absorbe,
que el dolor en el cuerpo y el vino se acaban temprano,
suena la tetera en “toque de queda”, simplemente para vernos esta noche de cuarentena.
Fusión
Hoy camino hacia la perdición exquisita de un desierto florido,
Las que brotan mientras Dante llama a nuestros cuerpos hacia sus círculos,
En susurro nervioso rezo piedad mientras me envuelvo en su laberinto,
Despierto de golpe en una pared, que en alquimia por fuego se consume,
Milagro el universo nos abre sus puertas guiados por perseide,
Azotando la luz contra las sombras, en danza perfecta de continua vibración como vestido por el mar,
Entregando su respiración agitada como revela la brisa en nuestros oídos,
En bajada vas alimentado el alma dispersa que me contiene en apetito voraz,
En subida, con tu lengua de miel secando el dolor,
Germinando con tus manos puras el deseo,
Abriendo los ojos solo para reflejar como espejo la completud que nos trae la noche sujeta en la ventana,
Observando en silencios como la sangre perfumada de alcohol y goce detiene los espejismos del tiempo a su suerte,
Para vivir en luna tu infinito, ¿qué animal quieres ser para mí?
Lunares en mi pecho son en furia tenue almacén de mordidas,
Que la sequía no nos maldiga hasta la partida,
Somos la muerte resucitada bajo sabanas de algún cristo,
El que nos lleva el delirio en su maleta mientras nos dure este caótico y primitivo viaje.

CAMILA ESCHMANN (PUNTA ARENAS, 1993)

ROCÍO ESCOBAR
(SANTIAGO, 1996)Estudió Literatura Hispánica en la Universidad de Chile, periodo donde participó en el Laboratorio de Escritura de las Américas (LEA) organizado por la Fundación Pablo Neruda. Actualmente reside en Punta Arenas donde cursa la carrera de Pedagogía en Lenguaje en la Universidad de Magallanes y pertenece al círculo de poetas “Nunca Quisimos Ser Reinas”. Define su poesía como un coqueteo simbiótico entre la realidad del espacio, lo que ve/siente y la teatralidad.
A cada uno su nada y a cada todos su todo
La herida es el lugar por donde la luz entra
Si disparan en los ojos se verá por la compuerta?
El estado asesina y flagela como un déspota
Los pacos sus lacayos oficiando el festín de poderosos
Negociantes que se aunan al arbitrio
De la moneda onerosa
Y estos onanistas que se retocan y retocan con el dólar y la sangre
Prácticas sexuales que vienen hace tiempo
Prácticas económicas y sexuales
Que hacen morir a nuestro pueblo
Ahora que es palpable, que tenemos en la punta de la lengua
Titilante
Que en el vientre se baten las alas
Por establecer nuestro desorden
Ese desorden que no suplica ni llora
No gime y tampoco implora
Grita , se retuerce, vocifera
Brama, patalea
Queremos hacer desorden porque queremos libertad
Deconstruiremos la obediencia y no como una simple sustracción
Romperemos, quemaremos
Saltaremos arriba de sus tumbas
Aniquilaremos símbolos, patriotismo, representaciones
Modelos, ejemplos, cagaremos arriba de la mesa
De la comisión Ortúzar
Esta revuelta es iconoclasta.
El rey de la alteridad
Nadie nunca habría pensado
Que el Presley estaría en un confín de la tierra
Agarrándose a combo con las olas
Por pura indignación
Por puro leviatán del hambre
Por puro brío fantasmal de navegar en el estrecho
¿cuántos erizos se pueden sacar en un día?
Unah’ 30 docenas
¿Y si la ola pasa por encima de la cabeza?
¿Y si tení que hacer la maniobra pathos?
Funándose con la mar
Descubro mi identidad en la oscuridad
Agarrando el foco para no irme,
Tirando una cuerda infinita,
Que me incinera las manos siempre callosas
se me arma otra historia,
Y así Saco unah’ docena
Pero la secreción en los pantalones
De que te vay a morirte
No se vende en el mercado.

CAROLINA GALLARDO (PUNTA ARENAS, 1993)
Psicóloga. Escribe desde los 15 años para no morir ni autoaniquilarse en el vaivén violento de una sociedad perversa.
Afuera del prostíbulo
De dónde salían
Enanos negros y sonrientes.
Las nubes nunca se fueron,
Me seguían a todas partes,
Los enanos también.
Y la miseria, la miseria
Ya no era
Lo que era
La puta miseria…
Los cuchillos salían de mis dedos,
Y sangraban mis manos,
Mi útero, su cara,
Porque le enterré una de las hojas
En medio de la garganta
Y cayó su cuerpo sobre mi cuerpo,
Su cara sobre mi cara
Sudorosa,
Asquerosa.
El cemento manchado,
La noche agitada,
Nadie lo ve, nadie lo nota. ¡Están exagerando las feministas, dicen!
A los hombres también los violan,
Los persiguen, los acosan,
Les miran el paquete cuando van por la calle,
También sienten miedo,
Dicen.
Los oprimistas,
Los opresores,
Los invasores,
Los colonizadores del género,
Los machonazi.
Y vomité mis costillas de nuevo
En el parque, cuando dejé de correr
Y me acosté sobre el pasto escarchado.
Los pacos me arrastraron de las tetas,
Me metieron a la cuca.
Eran los mismos enanos pero de color verde esta vez,
Me quitaron el sostén,
Y la dignidad.
Que era un protocolo de la ley decían, los pacos obedientes, abusadores.
El estado y la calle me violaron
Y ahora no me dejan abortar.
Que ser puta, -todas lo somos-
Es un motivo,
Una molotov.
No estamos todas,
Por supuesto.
Tenía una sola calle de tierra,
La carne plural y errante, compartida.
Nos aniquilaron
Diciendo que “Nos querían defender”.
NO-DOY-MI CONSENTIMIENTO.
No sustenta tanto discurso.

ÚRSULA PAREDES (PUNTA ARENAS, 1962)
Es parte del circulo de poetas Nunca Quisimos Ser Reinas. Su poesía que responde a cuestiones existenciales y su estilo o estética se vale de la metáfora, de desarrollar símbolos propios, de un transitar zigzagueante entre un mundo interior y exterior, de alcanzar la fusión perfecta, como demostración de que es la búsqueda que inquieta al hombre y mujer.
Soledad
Dime que eres rumor vagabundo
viento enloquecido por laberintos de concreto
que arremetes contra los muros
y vociferas maldiciones
que provocas enemigos invisibles
que tu esperanza sobrevive
mientras arrastras tu cola de animal que se extingue
Dime, Soledad, que buscas nuestros sueños,
que el vacio tiene cuerpo y su roce es amenaza
pesadilla envolvente
paralisis del tiempo
temor de infinita nada.
Dime, Soledad, de tus deslices
almohada donde pones oído
tras recuerdos vagos sobre el concreto
de huellas cuajadas
bullicio de otros tiempos
del viento que nacía cuando te rehuíamos
atizando fuego en nuestros corazones.
Dime que clamas, Soledad, por tu soledad
que la opresión del silencio te va extinguiendo
propón un nuevo pacto
– latido por latido –
que sin ti no nos buscamos
y empecemos de nuevo.
Del Agua
Una mirada en el espejo
y una onda se allana
la mirada se embarca.
Un haz de luz es lanza
en ruta que atraviesa un insecto
el agua se puebla de chisporroteo
emerge intacto el insecto.
No alcanza el arcoiris
la fuga esparcida del agua,
se desploma una sensación atornasolada
en ruta hacia su horizonte
el insecto es de sutilezas, fugacidad.
tornado de colores y transparencias.

CATALINA SOTO (SANTIAGO, 1998)
Vive en Punta Arenas hasta los 18 años, cuando luego vuelve a su ciudad natal a cursar los estudios de letras hispánicas en la Universidad de Chile. Es parte de las antologías Trovadores del Viento, Antología poética de ayer y hoy y Eclipse total. Actualmente pertenece al piño poético Choroy en la capital, y a Nunca Quisimos Ser Reinas en Punta Arenas.

ANDREA SANTANA
(SANTIAGO, 1992)Se traslada a Punta Arenas a los pocos meses de vida donde vive allí hasta que inicia sus estudios de Fonoaudiología en Viña del Mar. Actualmente escribe a través de la plataforma Veualta y define su poesía como una manera de vivir, y sobrevivir.

Bárbara Velásquez
(PUNTA ARENAS, 1994)
Reside en Santiago donde cursa su último año de estudios en bibliotecología y archivística en la Universidad Alberto Hurtado. Desde el año 2018 forma parte del círculo de poetas “Nunca Quisimos Ser Reinas”. Actualmente, se dedica a investigar y trabajar en torno al acceso a la lectura para personas en situación de discapacidad visual, ejecutando proyectos para adaptar títulos en tendencia al formato audiolibro y apoyando voluntariamente el trabajo de ONGs como la Biblioteca Central para Ciegos (Santiago de Chile) y la Agrupación de Amigos de los Ciegos (Punta Arenas).
I
La espalda me pesa
de tanto cargarme.
Me pesa,
de tanto cargarte.
De cargarnos, la vida me pesa tanto…
Nunca creí que fuera tan difícil
querer tan poco, y aun así darlo todo.
(tú me admiras porque callo y miro al cielo…)
Sentido de deber, supongo.
No hay anillo ni lo habrá nunca, supongo
(estorban para lavar la loza, me carga)
Viejas costumbres; supongo.
Viejas, como yo obligándome a escribir cuando en verdad no tengo nada que decir.
Viejas, como yo obligándome a escribir que no tengo nada que escribir cuando en realidad tengo
todo que escribir pero he dejado alojar las palabras tanto tiempo en las amígdalas que han tenido
que sacármelas para que no me maten.
Para que no me sigan matando.
Me dolía tanto esa vez…
Nunca había sentido un dolor tan agudo…
Nunca tan al punto de sólo querer con un cuchillo atravesar mi garganta inflamada, en vertical,
hasta el obligo, tomar entre mis dedos ambas soleras de piel, y tirar de cada una de ellas para
abrirme el pellejo…
Y salir…
Salir de mí…
Salir al fin de mí…
De la crisálida putrefacta de mi autoexigencia y sentido extremo del deber.
Pero eso no pasaba…
y tú no estabas allí.
Tú me quieres porque callo y te miro, mi cielo;
Sin que nunca te toque verme acurrucada en el suelo,
con los mocos corriendo, y el pecho arañado y el pelo arrancado,
siendo asfixiada
por la falta de medicación
y el desconsuelo
de verme en un lugar que no duerme,
que no para,
donde nada se detiene,
donde todo avanza,
y avanza rápido;
y donde si te descuidas
el pavimento podría comerte
(viva, cándida e ingenua)
en cualquier segundo;
y donde no hay nadie,
donde no tengo a nadie,
a nadie más que tú, mi cielo,
y me dejas sola,
cuando más te necesito;
yo sólo quería sentirme útil,
cumplir un sueño,
uno pequeño,
Y no paro de preguntarme
por qué se me castiga tanto,
el venir de tan lejos
a querer encontrarme,
encontrar mi lugar,
en un sitio tan enorme,
tan ajeno,
tan extraño,
tan lejano,
y cuando menos me lo espero…
cuando menos me lo espero,
la vida me pesa
de tanto cargarnos…
pero ya no me dueles,
Cariño,
ya no me dueles.
Ahora no puedo.