Antología homoerótica: El cuerpo es nuestra única potencia

La poesía como una ventana en los exteriores de una casa antigua, dentro de la cual, el deseo homoerótico siempre ha estado presente en el chillido de sus paredes. Por mucho tiempo, el placer erótico fue exclusivo del poder heteronormativo. En la literatura ecuatoriana, el canon de la poesía estuvo definido por discursos masculinos y hegemónicos hasta mediados del siglo XX, en donde la voz de los cuerpos disidentes y censurados, empezaron a poblar la biosfera con sus diálogos y poéticas desde la resistencia, creando fugas en la represión. Un ejemplo de aquello, es la poética de Roy Sigüenza, Francisco Granizo, David Ledesma Vázquez, Franklin Ordoñez.
La escritura muta y es atemporal, debido a esto, es necesario crear fisuras en su estructura y dejar un precedente de su existencia. Según Adrián Melo, “En algunas ocasiones la mejor defensa de un compilador de una antología gay para justificar la inclusión de tal o cual texto radica en el placer erótico que le brinda al lector (…) Por ello la acción militante, la solidaridad cultural, el goce erótico pueden ser algunos de entre tantos criterios para clasificar una literatura como gay”.
A continuación, presento un registro poético de voces que conciben en su armadura un sentido amoroso, sexual y de rebelión: un avistamiento del deseo por el cuerpo ajeno; la intensidad del amor anhelado; la condición de seropositivo y la desacralización de la religiosidad.
El título de esta antología es tomado de uno de los poemas de Anthony Guerrero:

«Sin Dios
Único y
Omnipotente,
El cuerpo
Es nuestra
Única potencia»

Jean Carlos León (Guayaquil, 1990)

I


Ángeles musulmanes
corriendo eléctricamente
por mi cabeza.
En lo alto de la gloria le tengo a él
no puedo dejar de amarlo.

Me dicen: ama a Alá
y ve con Abraham.

Tengo ángeles musulmanes en mi cabeza,
los veo de una manera homosexual.

La yema de sus miembros
se rozan con mis pesadillas:
deseo de carne o
deseo de muerte
¡Nadie les ha ofrecido vida!

En un desierto imposible
el oasis me pide amarte.
Si sólo es un sueño,
por qué tengo los estigmas.

Rezó las horas en cada parte de tu cuerpo
sobre tu piel escribo mi herencia de salmos
porque cuando nos unimos
veo a Dios en su nube.

TD 1 (1) (1)
Ilustración de Alan Guallichico (Mauricio Alegría) https://www.instagram.com/alanguallichico/

María Auxiliadora Balladares (Guayaquil, 1980)

Ambos poemas pertenecen a su libro Guayaquil (Gobierno de la Provincia de Pichincha, 2019)

A mí también me gusta Marosa di Giorgio

«En esta foto somos hermanas»
Ya sabes que me gusta montarte
Con desesperación
Y en cualquier lado
Que un comentario así
Solo responde a
La necesidad de ser sórdida
Que se instala entre una sien y otra
O quizás niega la posibilidad
De un incesto aún más tremendo
-barbaridad-
Que seas tú mi madre
Que la vagina que me parió sea la misma
En la que mis dedos juegan
Y mi boca
Y mis senos
Y mis pies
Y mi puño
¿Madre o hermana?
A veces madre
A veces hermana
Insensatez desear lo que ya se tiene
Melancolizar en torno a la persona que está al lado de uno
Comiéndose las uñas
Yo a veces me las corto pensando
Que quizás te penetre por atrás con uno de mis dedos
Y que no quisiera lastimarte
Solo que sientas mis yemas
Como si el mar te invadiera hacia dentro
Yemas como mar como balas
No tenemos fotos de nosotras en el agua
Yo apenas los recuerdos de tus piernas
Y de tu humedad tras la boya
Tú quizás recuerdas
Que sé nadar como un pez
Y que de todos prefiero el estilo libre
“En esta foto somos hermanas”
¿Qué “tú” debo maquinar
Qué huesos fracturar
A quién debo matar, chantajear, golpear
Para poder escribirte un buen poema de amor, amor?
Cuando intenté lanzarme del carro
Estaba borracha como tú
Me gritaste y clavaste tus dedos en mi brazo
Para asegurarte que no volviera a intentarlo
Te orillaste y me dijiste que estaba loca
Que no te provocara a menos que quisiera
Comprobar que en esta relación más loca que yo
Eres tú
Que no se me ocurriera volver a abrir la puerta
Luego me besaste en la boca
Succionaste como neonato mis mejillas
Te tragaste mi nariz
Es realmente una tristeza
Que toda esta desesperación no alcance
Para escribirte un poema
Me parezco a ti
En los rasgos
En la borrachera
Soy tu hija
Cómo no parecerme a ti
Hija del diablo soy
Hija del diablo y mañana me caso

Factores
(poema para performar)

En orden de sabor:
Sexo boca culo axila dedos ojos orejas tetas
En orden de consistencia:
Culo boca tetas sexo orejas dedos axila ojos
En orden de preferencia:
Tetas boca sexo ojos culo axila orejas dedos
En orden de belleza:
Boca ojos sexo culo tetas orejas dedos axilas

TD 2 (1) (1)
Ilustración de Alan Guallichico (Mauricio Alegría) (https://www.instagram.com/alanguallichico/)

 


Victor Vaccaro (Guayaquil, 1998)

Verbo

Al escribirte, déjame lamerte la sangre, que mi lengua acaricie las amapolas preñadas por tu estirpe. Tantos hombres que se necesitaron para formarte, tanto cebo, vaginas que tu cuerpo ha recorrido para estar mirándome; ausente. Quiero escribir «largo» en toda la extensión de tu miembro, déjame saltar del deseo al orgasmo con la palabra misma. Quiero escribir «muralla» en tus brazos y encerrarme. Quiero escribir «cobre» en tu piel y adorarte como a un dios minúsculo, tenerte en la mano. Quiero en mi boca borrar la historia que te marca –palimpsesto de saliva luminosa–; quiero pronunciarte hasta enmudecer.

Retrato de un cuerpo incesante
(Fragmentos)

II

Me aferro al éxtasis con todas mis fuerzas. Quiero vivir continuamente en trance. No quiero estar aquí, territorio de voces que descubre tu lengua, contemplando con fervor esas raicillas azules que te muerden los dorsos de las manos.
Me atrevo a ser mística de burdel: entre falos, cinturas, pubis ungidos con saliva y semen me acuesto, sucia y descarada; arranco del silencio los gritos de mis vidas pasadas. He sido esclava, amante, madre; he sentido dientes de varón sediento rasguñándome las aureolas…
A diferencia de mí, eres partícipe de la danza-ritual sobre los átomos del leopardo agonizante, impregnas de constelaciones vaginas amazónicas para dejar sobre la tierra animales que hereden tu hambre ―nómada genealogía de dioses blancos―.

VII

Vuelta tras vuelta mis rodillas no paran de andar sobre los monumentos transparentes que abandonó la masacre del tiempo. Círculos sanguinolentos se repiten en la arena. Cuando vienes, el eclipse pasa inadvertido por la latitud que me impala. Cuando te vas, huellas amarillas arden en mis pezones. La juventud escapa por puentes y pupilas. Me he cansado de surcar tu geografía incandescente. Mañana te veré empujando la verdad en mi garganta, pero solo trago por sentirte entre mis huesos.

X

Pecho de arbustos dorados donde la diosa caza a su presa, Diana alza su arco para dar muerte a los venados que te hieren con sus astas, dibujando nombres y símbolos de mujer en todos tus ángulos. Cuelgan de la luna columnas de hechiceras ―tributo para el pecado―, y el sol ha huido de la tierra en busca del nuevo altar donde flameará sin tiempo. Las calderas han profanado la noche, no tengo donde buscarte. Tu palabra penetra mi cuerpo como una sentencia, ya han transitado por tu piel todas las lunas, y en el fuego del verbo donde me has transfigurado mi espalda se yergue todavía.

Outweb
Ilustración de Ashly Curay https://www.instagram.com/ashly.curay/

Olmedo Guerra (Esmeraldas, 1998)

V

Es clásico de los poetas maricones hacer dedicatorias acá…,
él se encontrará.

Intenso eso de los chicos lindos que te hacen el amor,
de esos que no están muy claros con la raíz de su deseo
con su costumbre de saberse amando mujeres
pero de encontrarte bonito, inteligente, agradable
                                                                                               noble
intenso eso de saber corresponderles con el miedo a que pronto se les pase
a que abran los ojos y observen un pene y se les apague el suyo una vez dentro
que se hagan los locos, tomen su ropa o inventen cualquier mentira en pos de huir
pero cuando no,
intenso eso de que se quede
te desnude
tome tu mano
te lleve a su cama tantas veces compartida con ese género que consideramos hermanas
pero tan difícilmente amantes,
que chupe tu verga
y te hable de eso que tanto repiten los ebrios a altas horas de la madrugada
                                                                                                                                          (amor, amor)
y entre en ti que en ese momento eres misterio
y tú sin poder creerlo, sonríes y te dejas de huevadas y comienzas a sentirlo y le correspondes
gimiendo eso que tanto repiten locas misteriosas a altas horas de la madrugada
dale, amor, amor

—entendamos esto como un canto que sostiene la noche, como las viejas teorías de animales sosteniendo planetas, así, animalidad amante sosteniendo cada nuevo deseo de loca a las estrellas—

“que se me cumpla,
que se me cumpla”

En un mundo más justo todos seríamos maricones,
fueron las palabras que pronuncié mientras lo observaba y lo pedía
a él, y a otros chicos lindos
esos de baile misterioso, de camisa estampado el trópico de cáncer, o de moño en su largo cabello cuales luego terminan yéndose con una chica dejando así cualquier duda resuelta

“En un mundo más justo todos, todas y todes seríamos maricones”, me repetía y seguía bailando esa danza contemporánea que aprendí para la salsa
a punta de ají y noche guayaca
sin darme cuenta, lo atraje a ese momento en que estuvo dentro de mí
en que observo su sonrisa
y afirmo que sí, que está ahí porque quiso, que está ahí porque es posible
y me canto

«estoy hablando casi como una santa —pensó—: arder de amor. Pero no de amor místico, sino como consecuencia de un arrollador encuentro sensual»
Anaïs Nin

hasta que mi sueño
es un hombre noble sirviéndome su alma por desayuno, su sonrisa
mi realidad; ya no es solo una noche.

Violeta punk como ser maricón

Amor, me niego a ser hombre
quiéreme así
soy los animales que quieras esta noche
pero también puedo ser un buen amante
y si soy franco
sé que te amo, loco
pero no sé quién eres o qué o a quién amo
una silueta
que puede venir y ser ocupada por varios
solo te pido
déjame no ser hombre
y no solo cuando estemos bailando en las fiestas
y logre envolverte con mis telas, con mis faldas, o con mis manos de oradora
sino en la cama
déjame correrme echándote ese líquido que no es semen ni orina
y que nunca sabremos qué es ni será
déjame decirte que soy toda tuya
y que se me salga el femenino
mientras me agarras de la cabellera y le entras más fuerte
déjame no ser hombre también cuando te abrace y te diga que no puedo más en casa
que mi ternura femenina y animal
no entra en el deshacerse de mi hermano
déjame no ser hombre también cuando me deshaga por un posible suicidio
de ese yo arcaico que prende velas para delatar que en su rostro
hay una indígena mirando a los ojos de la luna
que baila por su cosecha y reza por los animales de su territorio
déjame no ser hombre también cuando te cocine comida libre
como me gusta llamarle a la alimentación en granos, vegetales y hortalizas
cuando te cante canciones de Violeta Parra
o cuando llore por las noches diciendo que me duele ahí donde estoy aprendiendo a ser
dime loca y amor
pero por favor
déjame no ser hombre y hazme una trenza y pon semillas en mi cráneo
me crecerá algo, no sé,
y sea lo que sea
dime loca
mientras usas tu sombrero hermoso
me pondré el mío y saldremos a rodar
te voy a dar un beso en el semáforo
y te sostendré de ahí,
de ese lugar que es secreto
a donde los hombres ni el poder llega.

Brazil é a terra prometida

Cuando sucedió la noche de la violencia yo escuchaba a Liniker e os Caramelows en mi cabeza y me sentía infinito en tanto ficaba com un menino brasileiro que falaba em português en tanto fizemos amor, oh que esse menino era muito hermoso, de rostro pintado y manos con muecas, venía andando del norte de Sudamérica, de Chile, ese país que para entonces vivía una revolución como la que intentamos vivir nosotrxs pero más hermosa y dolorosa (¿y quiénes somos después de las revoluciones?), la cosa es que Liniker rondaba en mi cabeza y el sosiego del Soul me hizo creer que podía ser eterno, que podía vivir el amor en una noche en que mi pecho presagiaba violencia; pero yo solo me arrimaba a su pecho y tarareaba a gente fica mordido, não fica? Dente, lábio, teu jeito de olhar, me lembro do beijo em teu pescoço, do meu toque grosso, com medo de te transpassar y hacía su largo cabello a un lado mientras besaba su cuello y lo sentía a mil, todos mis motores encima, yo solo quería una noche eterna y recibí violencia, y pensé que ese día quería ponerme una falda larga como testimonio de mi cabreo, pero como dijo John Lydon con su look de Anticristo y el mundo a su pies “¡pero qué puede hacer unx anarquista frente a un matón!” y pensé de nuevo en Liniker y en sus hermosos vestidos y en cómo los matones obligaban a besarnos y en qué nos hubieran hecho si tuviera una falda y en qué pasaba si lo hubiese besado y en la cara triste de mi chico y un amigo me dice “Brasil es la tierra soñada para las maricas sudamericanas” y mi chico me cuenta de todxs sus amigxs golpeadxs y de las mujeres trans asesinadas, pero la voz de Liniker y el sosiego de sus manos en sus gestos divinos de mujer más-allá-del-todo me devuelven a tierra aunque en la noche de la violencia esa protección haya sido un espejismo, pero yo le pongo fe y sigo cantando

Tem calma, tem jeito, tem também
O coração tranquilo, coração de alguém
De alguém

1  ten calma, ten camino, y ten también / el corazón tranquilo; el corazón, de alguien, / de alguien.

epifaníaWeb
Escribir uIlustración de Ashly Curay https://www.instagram.com/ashly.curay/na leyenda

Anthony Guerrero (Pichincha, 1996)

Enséñame a amar

A Narcis

Enséñame a amar mi amor,
volteemos el rostro
a las profundidades que nos seducen;
deja de mirar el lago oscuro mi amor
y te prometo que dejaré de balancearme en los balcones.
No dejemos más, que nos seduzca la muerte
o al menos, que no nos seduzca a solas.
Dejemos que el vértigo de caer
sea sólo el avecinamiento del orgasmo.
Enséñame a amar mi amor,
crezcamos juntos
sin que nuestras obsesiones oscuras
nos separen.
Seamos resplandor y el oasis más hermoso
de este opaco mundo,
brillemos como nos corresponde brillar,
porque somos hijos prodigios de la abrasividad
que nos pule sin descanso.

Enséñame amar mi amor,
con la euforia de tus delirios
con la intensidad de tus pasiones
enséñame amar,
acércate
los treinta centímetros que nos separan
se sienten inmensos
profundísimos y exasperantes,
acércate, tócame el mentón
dame una caricia y detóname;
invítame a entrar a tu intimidad de niño masoca
que no conoce del sexo.
Enséñame a amar,
a esperar el momento perfecto
en que deba acercarme a ti
para plantarte un beso y,
sentir que trascendemos y que en un instante
somos una intensidad más fuerte juntos;
porque separados, no somos más que energía:
el impulso nonato de la mariposa sobre el narciso.

Enséñame a amar mi amor,
a verte a los ojos y saber cuánto has sufrido
cuanto te afliges y cuanto amas también,
porque si no amaras
no serías capaz de retratar las intensidades del mundo
porque el mundo es tan opaco
y brilla sólo siguiendo tus pasos.
Enséñame a amar
para que no me invada el deseo de morir
y de no amarte por miedo a hacerte daño,
para que no me importe el VIH
y poder ser sólo bien para ti
para que el suicidio nos seduzca juntos.
No sé amar mi amor, pero de amarte
no resistiría verte morir sólo.
Enséñame a amar para morir contigo.

I

Todos los hombres a los que he amado se van
el primer beso es el pacto finito
de idilios que vuelan en un avión transatlántico
que nunca he visto
que no sé ni de dónde vienen
ni siquiera si existe ese mundo
del que sólo conozco sus imágenes y
he oído a través de sus bocas.

Desde el principio
se despiden
me agarran fuerte las piernas
como cogiendo impulso
para un nado olímpico al otro lado del océano.

Tienen miedo
las olas los devuelven a las orillas
e insisten,
su insistencia es un reflejo traumático del amor
que los ha abandonado antes.
Algunas veces se revuelcan y vuelven,
todo el aire que puede darte un beso
no es suficiente para cruzar el Atlántico.

¿Acaso, será suficiente para cruzar hacia Júpiter?

Mi generación sin Dios no tiene más aliento
que el viento del océano,
que el movimiento de las pestañas de la playa
que vistas desde el suelo llegan hasta la atmósfera,
su movimiento es el canto con el que inician
pasos helados de corazón de mar
y el horizonte no es más que marea blanca,
de arenas blancas y espumas.

Sin Dios
Único y
Omnipotente,
El cuerpo
Es nuestra
Única potencia.

Nuestra isla parece encajada para ver las estrellas
más acá de lo que Dios promete.
Incluso el sol es nuestro,
se esconde dejándonos ver su encanto de chispa
visiones de cristales rojos en el cielo cubierto de bruma.

¿Acaso, será suficiente el aliento de un beso
para cruzar hacia Júpiter?

Amar a alguien es como amar
aquellas cosas que no nos perecieron nunca:
el ocaso de sol en Júpiter un 24 de agosto
con la marea hasta los dedos
y el horizonte difuminado en neblinas
que ocultan las lágrimas de los ojos.

Amar a alguien donde esté
donde tenga que irse
para resolver sus carencias o
donde desee.

Aunque el intersticio entre su cuerpo y el tuyo sea el Atlántico,
sería ridículo resolver la falta de su cuerpo
volviendo ese afecto polvo,
océano seco lleno de piel.
¿Debería mantenerlo vivo como diluvio
Manteniendo a flote un pecho lleno de aire con el corazón agitado
a espera de un mejor tiempo?

¿Puedo enamorarme de ti?

Sí, si me amas enserio.

ElCosmosW
Ilustración de Ashly Curay https://www.instagram.com/ashly.curay/

*Bibliografía:
Melo, A. (2011). Historia de la literatura gay en Argentina. Ediciones Lea S.A

*Ilustración:

Alan Guallichico (Mauricio Alegría)
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Ashly Curay
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