¿Por qué me obligaron a leer esto en el colegio?: «María» de Jorge Isaacs

Bienvenidos a ¿Por qué me obligaron a leer esto en el colegio? Esta serie de ensayos sobre literatura clásica (o contemporánea canónica) es para rememorar, criticar, analizar y replantear los libros que nos hicieron sufrir en nuestros días de estudiantes. María fue seleccionada en una encuesta dentro de mis redes sociales, y así comienza esta fascinante serie que posiblemente te motivará a releer esos clásicos (o no).

Todo lo que tu maestra dijo (y no dijo) será comentado con la seriedad que nunca tendré.

Resumen ejecutivo

Escrita por el colombiano Jorge Isaacs entre 1864 y 1867, esta novela es el diario de un adolescente trágicamente enamorado de su prima. Efraín y María serán separados, no tanto por el incesto como por las exigencias de una educación formal y la falta de un tratamiento apropiado para la epilepsia. Y así interpretarán la historia de amor que atormentará a millones de adolescentes hormonales en la clase de Idioma Español del siglo XX.

ALERTA DE SPOILER

María muere. Todos lloran. El campo sigue siendo verde.

Lo que te dijo la maestra

“Esta es una historia muy romántica sobre jovencitos iguales a ustedes. Además es un libro muy bonito”.

Lo que NO te dijo la maestra

“Van a pasársela comentando chismes familiares y describiendo el paisaje por más de 6 años y nunca se besan. Esto se parece demasiado a mi matrimonio”.

Pero entonces, ¿por qué lo leímos?

María era una novela extremadamente novedosa en su tiempo. Para empezar, el siglo XIX marca la lucha de independencia en las provincias latinoamericanas. Colombia se había independizado en 1810, y autores como Isaacs crecieron junto con su país, buscando diferenciarse de sus antepasados e inspirar el nacionalismo. Por eso hay (demasiados) extensos pasajes sobre la belleza del campo en el Valle del Cauca y una idealización de la vida campestre, que suele tener menos coronas de flores y más palas con composta. Pero al mismo tiempo, Efraín, el protagonista, está obligado a abandonar su idílico valle por la presión de su padre para convertirse en médico. La novela protesta sutilmente el concepto de desarrollo poscolonial, y como a pesar de su independencia estas nuevas naciones aún dependían de los aprendizajes y modelos sociales que les heredó el Reino de España. Incluso hay una escena que critica los efectos de la esclavitud en un jovencito que, tras perder su brazo, queda condenado a cuidar animales para subsistir el resto de su vida.

Isaacs también se inspiró en la tradición del romanticismo literario francés, el cual popularizó ese formato de memorias en primera persona para priorizar las emociones en el relato. Anteriormente, en el llamado Siglo de las Luces, los autores valoraban la racionalidad y la erudición en sus textos. Fue la época de las enciclopedias, el cálculo y las ciencias. Y tal como tu fleco largo, tus pulseras de remaches y el delineado de mapache punk, el Romanticismo surgió como rebelión y crítica de autores más jóvenes. En esa época, la idea de que un autor derrochara sus emociones públicamente era tan única y diferente como la poesía emo que escribías mientras escuchabas My Chemical Romance. De hecho, muchos de estos autores también se referían a los temas del amor imposible, la muerte y la soledad– posiblemente con menos solos de batería. Y como sucede con todos los movimientos culturales, hay convenciones e influencias que incluso hoy podemos percibir en otras propiedades de entretenimiento.

María también es una reflexión sobre los roles de género en su época. María encarna la pureza física, mental y espiritual que caracterizan a su nombre bíblico. Viste recatada y usa trenzas en el pelo como una niña. Se esconde cuando sospecha que si Efraín la observa desnuda de los tobillos a los pies se excitará como Tarantino en una clínica podiátrica. María también se reconoce múltiples veces como tonta e ingenua, y no tiene ningún problema con ceder a la voluntad y emociones de Efraín. Teme sus enojos y se conforma con la atención que él le ofrece, sin proponer en algún momento algo parecido a sus propias necesidades.

Las protagonistas de los autores románticos son perfectas en apariencia y bondad, y su único defecto parece ser su estado de salud, algo que comparten con las solistas de la ópera y los chicos de Bajo la misma estrella. A primera vista, esto parece una mecánica de melodrama para generar empatía, pero en el caso de María, se trata de una convención para destacar el rol del autor-protagonista.

En la literatura romántica, el objetivo de la relación no es “el matrimonio de mentes iguales” (Shakespeare) sino la realización de las emociones del artista. La mujer amada es una extensión de la irracionalidad y emoción que separan al autor del mundo racional, utilitario y materialista. En esta novela, María representa la felicidad infantil del Valle del Cauca en contraste con la seriedad adulta de una carrera profesional en Londres. El amor de Efraín no se fija en sus ideas ni el tamaño de sus -ehm- trenzas, sino el apego obsesivo con que ella lo retiene en su niñez sin exigirle que madure y progrese. El romanticismo nunca se trata de la pareja sino del enamorado. María debe morir porque el momento en que existe un final feliz es el momento en que el autor/protagonista debe renunciar a su propio ego para vivir con alguien más como iguales. Y si esto suena sexista, absurdo y más tóxico que Chernobyl, es porque lo es. Quizá por eso hay tantas telenovelas inspiradas por este libro.

¿Valió la pena?

María no debe leerse como una historia de amor totalmente relacionable para todos. Es una novela que ilustra cómo los artistas latinoamericanos querían identificarse con su país e inspirar una devoción apasionada a sus raíces y paisajes. Al mismo tiempo, Isaacs se une a los artistas que querían volver a llenar la literatura de emotividad: más enamoramientos irracionales y devastadores y menos tratados sobre la emancipación sociopolítica de las colonias.

Si la lees como una novela transicional de la ficción latinoamericana, la base de muchas telenovelas y el inicio de los trifoliares turísticos que prometen paisajes escénicos con chicas que quieren celebrar como si no tuvieran futuro, quizá tenga un poco más de sentido.

Dato inútil para tu trabajo escolar

María ha sido adaptada al cine y televisión múltiples veces. Una de estas miniseries fue escrita por Gabriel García Márquez.

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