El umbral entre lo humano y lo animal puesto en cuestión: reseña de «El mar de los lobos» de César Sodero

Los nueve cuentos que integran El mar de los lobos, de César Sodero, bien podrían funcionar como episodios de una serie antológica: las historias son independientes y el autor transmite, en todas, un mensaje similar: los límites entre lo humano y lo animal son difusos. Una persona y un perro se «oponen» a la vez que se complementan más allá de la conocida (y consensuada) relación entre dueño y mascota. A medida que avanzamos con las lecturas, hay una unidad temática que se va estableciendo, un tono crudo y un estilo de narrar preciso. Su carácter «cinematográfico» es resultado de la prioridad que se le brinda a lo visual. El momento para reflexionar y sacar conclusiones propias será posterior, pues al leer es difícil no imaginarnos en la piel de alguno de los congéneres que protagonizan historias como «Cordero de Dios» y «Santa Ana».

Sodero, escritor argentino nacido en Sierra Grande (Provincia de Río Negro) que además es guionista y director (en 2019 rodó Emilia, su primer largometraje), nos atrapa con historias que darán vueltas en nuestras mentes por una buena cantidad de tiempo. En épocas como las actuales, de discusiones constantes respecto al impacto humano sobre el medio ambiente, El mar de los lobos presenta dos virtudes: los cuentos nos llevan a pensar mediante la belleza, pero también el horror, y nos mantienen en vilo con gran eficacia; necesitamos saber qué les depara a los personajes hasta el final. Tanto en el más cotidiano de los espacios como en el más inhóspito de los ambientes, se encuentran rodeados de maravillas que coexisten en estrecho y permanente vínculo con la oscuridad, con lo salvaje no siempre entendido como lo violento, sino como lo impredecible de la naturaleza.

Un aspecto interesante a remarcar es el énfasis que pone el autor en las historias previas de muchos de los personajes (como la protagonista de «La pira», cuyo cumpleaños se convierte en un caos macabro, y la de «No más que sombras», una mujer solitaria que busca a su perra perdida), que actúan y toman decisiones en circunstancias que, en más de un caso, escapan dramáticamente a su control. Algunos se salvan; otros, que son incluso conscientes del peligro, no logran escapar a la oscuridad que los acecha. Sin embargo, aun en el caso de estos últimos, parecen alcanzar una experimentación última de lo sublime.

El mar de los lobos es así un libro sobre criaturas en estado de tensión que, de manera inevitable, confrontan como habitantes de un mundo cuya naturaleza vibra indiferente a sus existencias. Algunas preguntas quedan en el aire, en el medio de una meseta o en las profundidades del mar. Sin lugar a dudas, la obra de Sodero nos enfrenta con nuestra forma tradicional de considerarnos una especie civilizada, nuestros conocimientos acerca del medio ambiente y de las demás especies que lo pueblan.

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