¿Puede la fotografía superar a la pintura? Es una pregunta que por muchos años ha sido debatida desde el nacimiento mismo de esta técnica. Se concibió en un inicio como una herramienta documental. Gracias a ella se pudo recoger una gran cantidad de imágenes, como por ejemplo, los jeroglíficos egipcios durante las expediciones que se realizaron en el siglo XIX. Este proceso fotográfico dio lugar a representaciones fieles a la realidad. Más veraz y exacta que cualquier dibujante experimentado. Por tanto, ideal para realizar estudios de cualquier tema científico con total precisión.
Pero ¿Es cierto que este método es sólo capaz de captar la realidad percibida sólo por nuestros ojos? ¿Es capaz de algo más? ¿De desentrañar lo oculto? ¿Lo surreal? ¿Los sueños? ¿La fantasía?
Inicialmente la pintura tuvo el papel de retratar lo que había a nuestro alrededor. El entorno, las personas, el espacio que habitamos con todas sus criaturas. Hasta que los cuadros pasaron a ser la expresión interior del alma de sus hacedores. A ir más allá de lo figurativo. La pintura, y otras técnicas plásticas, han sido siempre una herramienta de expresión personal, pero no se le dio esa importancia. Fue principalmente una herramienta documental, política y religiosa. Con el nacimiento de las vanguardias dio lugar mil maneras de concebir la realidad. Y con ello la evolución de todas las técnicas plásticas.
La fotografía fue un punto decisivo en este avance. Al contrario de lo que se pueda pensar, la fotografía y la pintura no son excluyentes. Se retroalimentan. Dentro de las primeras vanguardias, el impresionismo se vio influenciado por la estampa japonesa ukiyo-e, pero también por las imágenes fotográficas. Los encuadres cambiaron la manera en que se percibía el entorno. La observación abrió perspectivas. Además sirvió como apoyo en los esbozos y estudios previos a la realización de las obras artísticas, incluso de otras disciplinas como la escultura.
Por otro lado la técnica fotográfica se vio fuertemente influenciada por la pintura. Esa búsqueda de lo bello, de la poesía en la naturaleza, del ser… ¿Por qué usar las imágenes para documentar lo que nos rodea cuando puede ser un arte en sí mismo? ¿Un medio de expresión? Esto se ve reflejado en movimientos como el pictorialismo (1880-1918), cuyo mayor exponente fue Alfred Stieglitz . El pictorialismo luchaba por incluir la fotografía dentro de las grandes artes como la pintura, la escultura o la arquitectura. En su búsqueda de lo pictórico, de ahí su nombre, innovaron en técnicas. Nunca dejaron de experimentar. Románticos de pura cepa, algunas de sus obras son fácilmente confundibles con dibujos, pinturas e incluso grabados. Algunos procesos técnicos creados por ellos como la albúmina, la goma bicromatada, bromóleo, entre otros, dan un resultado pictórico. Esto se veía reforzado por el uso de medias en las lentes, vaselina o papeles traslúcidos, para obtener desenfoque, el famoso efecto floue que nos evoca al mundo de los sueños y los cuentos de hadas.
Alfred Stieglitz (1864-1946), fue el mayor precursor de este movimiento, aunque años más tarde pasó a formar parte de la corriente fotografía directa, que también buscaba la reivindicación de la fotografía como arte. La naturaleza es su gran fuente de inspiración. En su producción podemos encontrar imágenes maravillosas y muy sugerentes de las nubes en el cielo.


Las fotografías de Edward Steichen (1879-1973), tampoco nos dejan indiferentes. Este formó parte del movimiento Photo-Secession, fundado por el propio Stieglitz y por Alvin Lanngdon Coburn (1882-1966), en el año 1902 en Nueva York. Sus imágenes son pura poesía. El paisaje es protagonista de muchas de sus fotografías, al igual que su compañero Stieglitz. También trabajó con modelos, creando imágenes enigmáticas y románticas.


Este movimiento tuvo gran impacto durante varios años, llegando incluso a los años 50. Uno de los grandes fotógrafos en los últimos años de este estilo fue William Mortensen (1897-1965). Trabajó como retratista para Hollywood pero en verdad pintaba con luz todo aquello que tenía en su mente, creando escenas de gran carácter narrativo.


Las mujeres también tuvieron un papel decisivo dentro de estos movimientos fotográficos que reivindicaban el medio como arte. Pero para romanticismo fotográfico Julia Margaret Cameron (1815-1879) sin duda, es la maestra. No me detendré mucho en ella ya que le dediqué un artículo entero.
La poética pictórica en la fotografía no tiene límites. Ane W. Brigman (1869-1950), quien además fue poeta, trabajó durante toda su carrera con modelos al desnudo. Las integraba en el paisaje, haciéndolas parecer diosas griegas, esculturas marmóreas, incluso seres feéricos. Un trabajo evocador.


Gertrude Käsebier (1852-1934), fue una excelente retratista pictorialista, siendo la mujer gran protagonista en su obra. Ensalza su figura, haciéndola misteriosa e inalcanzable.


«Sinceramente aliento a las mujeres con intereses artísticos a aprender el poco trabajado campo de la fotografía moderna. Parece estar especialmente adaptado a ellas, y las pocas que han entrado en él están encontrando un gratificante y lucrativo éxito».
Gertrude Käsebier
Adelaide Hanscom Leeson (1875-1931), fue otra excelente fotógrafa cuya obra se concibió originalmente para acompañar textos literarios. He aquí las maravillas de la sinergia artística. Sus fotografías parecen pequeñas miniaturas que por momentos evocan al art nouveau y el arte oriental.


Compañera de Gertrude en el Pratt School of Art and Desing, Alice Boughton (1866-1943) retrató a numerosas figuras teatrales y literarias de su época. Formó parte de la corriente Photo-Secession junto a Stieglitz. Sus imágenes nos cuentan historias del pasado y onírico.


Muchas de estas fotografías pictorialistas fueron inspiración para grandes pinturas románticas y prerrafaelitas. Incluso dieron pie a poemas y obras de teatro. Aunque en contra de la famosa academia, todos estos artistas fueron bien aceptados dentro de los círculos de bellas artes. Lograron lo que tanto ansiaban. Coronar a la fotografía como un arte.
Pero la gran pregunta sigue ahí, ¿puede la fotografía superar a la pintura? La fotografía, después de muchos años de evolución, pasando desde el analógico a lo digital, ha logrado no solo ser considerada un arte, sino también igualarse a la pintura. No se trata de aventajar, pues ambas técnicas son válidas como medios expresivos.
Tanto la pintura como la fotografía juegan con diferentes aspectos como la luz, la materia, el color, la perspectiva, la textura… A día de hoy hay muchos artistas plásticos que mezclan ambas técnicas, usando transferencias, negativos, collage… Fotógrafos que imitan a pintores, pintores que se inspiran en fotógrafos.
¿Por qué elegir cuando ambas son igual de fantásticas?
Imagen de portada: Emily White, 2019 «Within City Limits»