Antaño las postales eran testigos de los viajes que uno hacía. Estas se enviaban por correo, adornadas de coloridos sellos y a veces, hermosas y torpes caligrafías. Todos en algún momento de nuestra vida hemos tenido postales. Las hemos coleccionado o codiciado como tesoros que encapsulan recuerdos. Pero, ¿Quiénes se hallan detrás de ellas?, ¿Quiénes son los fotógrafos, los viajeros que están detrás de la ventana de papel?
No siempre se conocen los autores de dichas postales pero es interesante saber su historia. A pesar de ser imágenes de paisaje “estándar”, el fotógrafo pretende contar mucho más… Capturar la historia de su tierra para evitar que caiga en el olvido.

Este es el caso de Adelaine Boutin que tras la muerte de su marido Yves Gaspard Bouitain en 1895, comenzó su carrera como fotógrafa. Llevaba una pequeña tienda de ultramarinos, artículos de playa y pesca llamada Grand bazar de la Tentation, que años más tarde sus hijos en 1936 la transformaron en un taller de cerámica.

Fue allí donde vendió sus primeras postales, que retratan los bellos paisajes y costumbres de la pequeña región costera de Saint-Gilles-Croix-de-Vie, Francia, en donde residió toda su vida. A través de sus imágenes se puede apreciar el amor que tenía por esta tierra francesa y su esmero por documentarla.
Trabajó diferentes géneros, pero sobre todo las marinas son las más destacadas en su trabajo. El mar es protagonista, embravecido o tranquilo. Es su sujeto predilecto.

Archivo de St-Gilles-Croix-de-Vie

Tiene un gran dominio de la composición, tanto en paisajes como en retratos grupales y escenas costumbristas. Se pueden apreciar marcadas líneas de movimiento, diagonales, círculos y triángulos compositivos para compensar la imagen. Sus postales son armónicas y de fácil lectura, tal y como deben ser las fotografías para este fin.

principios del siglo XIX, Archivo de St-Gilles-Croix-de-Vie


Boutin consigue narrar historias con sus series. La más llamativa se titula Les buveurs d’eau-de-vie de singe , o los bebedores de brandy del mono. Cuenta la leyenda popular de la región que en el año 1910 dio lugar en la costa de Brétignolles-sur-Mer un incidente absurdo. Se encontró un barril varado que contenía en su interior un mono. La historia fue tan singular que acabó convirtiéndose en un cuento popular en toda la costa atlántica. Boutin adquiere los restos del supuesto animal y los exhibe en su tienda, como curiosidad de la zona y para atraer clientes. Este suceso lo plasma en diferentes imágenes acompañadas de pequeños textos.

Archivo de St-Gilles-Croix-de-Vie

Archivo de St-Gilles-Croix-de-Vie
Aprendió la técnica fotográfica del colodión húmedo a través de clases por correo postal. A pesar de las complicaciones técnicas logró dominar sin problemas la cámara de gran formato. Utilizaba placas de vidrio, el soporte sobre el que se vierte el químico fotosensible llamado colodión, que debía de permanecer húmedo y oculto a la luz para después exponerse en el chasis colocado en la parte trasera de la cámara. De esta manera es como obtenía sus imágenes.
Mediante técnicas de fototipia de principios del siglo XIX, reproducía en serie sus fotografías para venderlas como cartas postales. Este procedimiento es fotomecánico, esto quiere decir que se necesita luz para su realización y se puede repetir varias veces de forma seriada. Este procedimiento fue ideado en 1856 por Louis Alphonse Poitevin. Consiste en crear una matriz con una placa de vidrio al que se extiende una emulsión fotosensible constituida por gelatina bicromatada que se sometía a altas temperaturas. Posteriormente la placa era impresionada por contacto sobre el negativo fotográfico original, siendo este otra placa de vidrio. La gelatina se hacía más insoluble en las zonas transparentes del mismo, haciendo que en esas zonas la tinta se absorbiera mejor. A través de este sistema se podían realizar al menos unas 500 copias, pues la gelatina perdía sus cualidades durante el proceso haciendo que las imágenes fueran menos nítidas.

Archivo de St-Gilles-Croix-de-Vie
Conocer la autoría de las postales es algo complicado, ya que los fotógrafos solían permanecer en el anonimato. Es más sencillo conocer las empresas que realizaban los seriados. En el caso de Adeline sabemos que utilizaba un papel fotosensible para sus series de la empresa Guilleminot que lleva el logo del fabricante en el dorso, una cabeza de caballo enganchada a una herradura. Las imágenes más grandes reproducidas por fototipia están selladas con las marcas de las Imprimies Réunionies de Nancy y las imprentas A.Dugar y Nantes.

Sus postales son el reflejo de la vida en esta región costera francesa. Gracias a ellas podemos saber cómo eran las edificaciones en aquel entonces, la vestimenta, las costumbres… Históricamente tienen mucho valor.


A día de hoy se conservan varias de sus series completas. Incluso algunas se seguirán vendiendo en mercadillos. Quién sabe. Seguro que muchas de sus postales son atesoradas por sus dueños como joyas del pasado.
En el url a continuación podéis ver varias de sus postales con calidad, además de otras postales de Saint-Gilles-Croix-de-Vie que no son de Adeline Boutin. Es un magnífico archivo digital.