Poesía y naturaleza: Reseña de «Hay leña» de Jimena Arnolfi

Todo sucede por lucha y necesidad dice Jimena Arnolfi en este libro donde las palabras crecen con la paciencia y la fuerza de un árbol poderoso.

La poesía, que construye la autora con un lenguaje transparente como el agua tiene la vista puesta en el monte y las criaturas, es una mirada que nos permite contemplar el caos y la belleza en todas partes.  La poesía se pone en movimiento y fluye como un río por los diversos estados de la naturaleza que son también los estados de uno mismo.

La Naturaleza no es sólo ese mundo exterior que se identifica, como algunos han interpretado, con el paisaje, con los montes, con los ríos y con los bosques, sino que abarca también, y de manera preferente, la condición humana, sus actividades sensoriales y sentimentales, y sus comportamientos cognoscitivos y afectivos dice José Antonio Hernández Guerrero.

La condición humana está contenida en los paisajes tal como dice Hernández Guerrero, comulgamos con la naturaleza, nos identificamos con ella y nos entregamos al suceder inevitable de la vida. La poesía de Jimena Arnolfi nos ubica en ese lugar de contemplación y transformación del afuera y del adentro de las cosas y del tiempo.

Es imposible no visualizar con los poemas de Hay leña, los acontecimientos del monte y las criaturas, estamos ahí viendo y sintiendo como el monte avanza y todo se mezcla en esa urdimbre de ramas y hojas.

En el primer poema de este libro, hay una imagen maravillosa que Jimena Arnolfi rescata, la maleza, antes de leer este poema jamás había pensado en el carácter de la maleza, la lucha que emprende por hacerse un lugar en la tierra para crecer, lucha y resiste, sabe que crecer acarrea el riesgo de la muerte pero igual florece sin importar las condiciones del suelo, crece por que el deseo de vivir agrieta hasta el cemento.

Nos avanza el monte,
Trae la espesura,
Llega hasta la casa,
Entrecruza las ramas
Enrosca lo bueno con lo malo.

La maleza se presenta como una manifestación de rebeldía y resistencia, ella crece y avanza porque no sabe hacer otra cosa que crecer y rebelarse. Los dueños de la casa observan lo que duerme en la espesura del monte que los avanza y luchan, porque siempre se lucha y se resiste contra las malezas del mundo.

A veces el paisaje
Se resiste a ser habitado.

Así como la maleza, nosotros también luchamos por hacernos un lugar en el mundo, sabemos del peligro pero igual rompemos con lo que hay que romper y avanzamos, crecemos por que esa es también nuestra naturaleza.

En Hay leña hay caos y oscuridad, humedad y frescura, vida y muerte, todo en equilibrio por que así es percibida la naturaleza por la autora en su poesía. Leer Hay leña es escuchar la respiración del monte, perder la mirada en el corazón del fuego donde arde la maleza, sentir el olor de las tempestades y el temor a la oscuridad que está siempre presente en todas las cosas.

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