El mundo de los sueños ha sido fuente de inspiración desde tiempos remotos. En las aguas del subconsciente se han manifestado las imágenes más estrafalarias, extrañas y curiosas. Han sido muchos los artistas que han plasmado estas escenas surrealistas. Entre los más modernos nos encontramos a Greta Stern con su magnífica serie de fotomontajes titulada Sueños, que realizó durante los años 1948-1951.
Greta Stern (1904-1999) fue una diseñadora y fotógrafa alemana que residió gran parte de su vida en Argentina. Fue allí donde dejó todo su legado artístico, junto a su marido Horacio Coppola.

Su casa en Buenos Aires, conocida como “la fábrica” por su estructura moderna ideada por el arquitecto Wladimiro Acosta, era un hervidero de pasión creativa frecuentada por Renate Schottelius, Jorge Luis Borges e incluso Pablo Neruda.
Durante sus primeros años Greta accedió a la escuela de la Bauhaus. Fue allí donde desarrolló su talento en el campo de la fotografía que se ve reflejado en sus retratos, reportajes de la ciudad de Buenos Aires y en sus fotomontajes.
La serie Sueños, conformada por unas 150 imágenes en total, de las que sólo se conservan 46 negativos originales, es una muestra excepcional de su habilidad con la técnica del fotomontaje. Es importante no confundir collage con el fotomontaje, pues son dos disciplinas totalmente diferentes.
El collage consiste en recortar y pegar diferentes elementos sobre un soporte. Estos elementos no tienen porqué ser exclusivamente de papel. Pueden ser materiales y objetos de todo tipo, siendo los resultados más extremos casi esculturas tridimensionales.
En cambio el fotomontaje se realiza mediante la yuxtaposición de los negativos fotográficos y su posterior positivación. El resultado es una imagen totalmente nueva, formada por retales de negativos. Actualmente esto se puede realizar con herramientas digitales sin la necesidad de los negativos analógicos, pero la base es la misma.
En el año 1948, Greta entró a trabajar en la columna “El psicoanálisis le ayudará” de la revista argentina Idilio. Tenía que ilustrar las confesiones oníricas de las lectoras interpretadas por el sociólogo Gino Germani bajo el pseudónimo de Richard Rest.

Estas confesiones dieron rienda suelta a la imaginación rebelde de Stern que a través de los negativos fotográficos fue representando diferentes escenas.
«Si Hitchcock y Buñuel hubieran colaborado para crear un fotomontaje surrealista en blanco y negro, el resultado sería muy similar al trabajo de Greta Stern.»
David Vajda
De una manera muy sutil y surrealista, relataban situaciones silenciadas. Frustraciones diarias, deseos prohibidos… Las protagonistas de estos sueños son diferentes mujeres que experimentan desde el terror, pasando por el desconcierto a la sorpresa o la alegría. Se sitúan en diversos espacios como cálidas habitaciones domésticas hasta lugares inverosímiles como jaulas, estanterías o botellas.



No disponía de mucho tiempo para la realización de estas imágenes. Es por ello que gran parte de las protagonistas de los fotomontajes es su hija Silvia Coppola. Algunos amigos suyos también hacen acto de presencia en sus fotomontajes.
«Como debía entregar un fotomontaje por semana, el trabajo era intenso. Esta exigencia le dejaba poco tiempo para corregir o retocar las piezas, y explica que ella modificara por lo menos cuatro fotomontajes después de publicados»
Luis Priamo
Todos los negativos empleados son fotografías realizadas por la propia Stern. Tenía un archivo en donde guardaba fondos y otros elementos para emplearlos en su trabajo. Solía realizar distorsiones de proporción y perspectiva para poder armonizar las escenas y así introducir a sus personajes. También se ayudaba de bocetos previos para agilizar el proceso de colocación de negativos.
Al final su trabajo debía de acotarse al sueño que las lectoras le enviaban por correo, pero sin duda Greta poseía un gran ingenio dando resultado surrealistas y humorísticas imágenes que acababan satirizando la sociedad del momento.
«El título de un fotomontaje juega siempre un papel muy importante.”
Greta Stern
Es interesante que, a pesar de que las confesiones provenían de mujeres diferentes, algunos sueños tienden a asemejarse. Como si de alguna manera hubiera un patrón. Es por eso que Stern clasificó estos sueños en categorías como: Sueños de aislamiento, Sueños de angustia, Sueños de desorientación…

Dentro de todas las imágenes de la serie, que superan el centenar, el Sueño del fracaso es bastante contemporáneo. Una mujer sueña con ser pianista reconocida y en cuanto consigue por fin dar un concierto, se topa con una máquina de escribir en vez de un piano convencional, lo que causa risa y sorpresa en los oyentes. Toda una decepción. Un miedo común en muchos artistas hasta el día de hoy. El terror a que tu trabajo no sea aceptado o incluso que no sea valorado como se merece. O incluso el simple hecho de fracasar y no poder llegar al objetivo fijado.
La serie Sueños fue totalmente ignorada. Las imágenes fueron publicadas pero nadie les dio el reconocimiento que merecían. Fue a mediados de los años 50 cuando se presentaron formalmente en una exposición en la Facultad de Psicología de la Universidad de La Plata. Pero fue a partir de los años 80 cuando comenzaron a tener cierto prestigio intelectual. Por aquel entonces Greta ya era mayor. Se había retirado del mundo artístico, dejando la fotografía por su ceguera que le impedía trabajar.



Greta Stern fue una mujer atípica y revolucionaria. Llevaba pantalones, fumaba, tenía cultura gracias a su formación y orígenes alemanes, estaba divorciada… Se nutrió de la Bohemia de Berlín y de su instrucción en la Bauhaus, además de sus amistades artísticas que frecuentaban su casa en Buenos Aires. Era toda una fuente de creatividad. No es de extrañar que su obra influenciara posteriormente al mundo del fotomontaje. Pues su ingenio y habilidad técnica dieron origen a impactantes imágenes surrealistas.
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