Tres poemas del escritor costarricense Andrés Darío:
REVOLUCIÓN
Nací en esta biblioteca.
Pieza de escaleras y ascensores,
fragmentada por paredes que engendran ficción;
huérfana de puertas, ventanas
o salidas de emergencia.
Nací cuando todos estaban en su lugar;
los adictos al periódico, sentados siempre
en bancas de madera;
los que se tatúan un tomo de papel rayado
por su salvación, y la de los suyos.
Nací cuando soñaban las encargadas de limpiar
que ingieren polvo sin tregua.
Cuando soñaban los parteros de máquinas etéreas;
vicio de quienes son así felices
o se fabrican la necesidad.
Nací con el bibliotecario como principal sospechoso.
Algunos piden para él la guillotina
por administrar el sitio.
Con intelectuales buscando respuesta
para este claustro, en mesas aparte.
Nací mientras otros tenían su solución;
convencidos de botar el buque con fuego
y volver tropas ceniza para nuevo árbol.
Abrigan su esperanza afuera,
pero no logran encender el fósforo.
Nací en una obra que enmascara lo perfecto
y lleva al límite el arte de la falsa placidez.
Obra que no se acaba de pulir
y está siempre a punto de borrarme.
Nací en esta biblioteca que esconde transfiguración y temo de súbito morir y ser solo mancha que se desvanece. Por eso, anhelo ser fuego con los otros y parte del fósforo que crispa.
DIOSES
La más perfecta sal
no servirá en tu carne
el tiempo la provee tersa
a contraguja.
Lo mejor es dotarla de vigor
estampar en ella el vértigo
hacer que sufra la amargura
con inteligencia.
Lo mejor es que sus nervios
galopen todas las vueltas
como el caballo que se desboca
en la recta final de la corrida.
La gracia está en romperse las manos
levantar bronce sobre mármol
eclipsar algunos soles
como el gigante que cubrió Rodas.
El truco es que será olvidado cuando arribe el hundimiento las aguas enmohezcan el metal y los ciclones erosionen las memorias.
Las fibras terminan por rajarse los ligamentos se corroen y fracasan ni la más resistente fortificación salvará el recuerdo de tu obra.
QUÍMICA ACERCA DE LA TRASCENDENCIA
La ansiedad reviste al gentío cuando en las barberías el cabello es cortado. Es la ansiedad de los planetas cuando se perpetra el lamento de una niña al llorar la abertura forzada en su cuerpo el celaje de lágrimas brotando del hombre en las cenizas de la incineración el festival con llameantes hongos que florecerá en todos los paisajes para arrasar hasta las últimas palabras.
Sobre el autor:
Andrés Darío nació en San José el 27 de marzo de 1992. Educador, graduado de la Universidad de Costa Rica en el área de Enseñanza de los Estudios Sociales y la Educación Cívica. Ingresó al Taller Joaquín Gutiérrez en el año 2014; ahí produjo los textos que aquí se presentan.