La poesía nos mueve, nos conmueve, nos transporta. Nos lleva a espacios donde las palabras comunes son insuficientes y en donde el cándido bloque de los caminos se transforma en un sinfín de emociones. Porque la poesía es el lenguaje universal, es el origen del cosmos y la primera forma que encontró la humanidad para describir el misterio de la existencia. En el lado oculto de la luna siempre hay un verso en forma de conejo, en el musgo de los techos de los poblados, siempre hay un poeta cantándole al viento. Quizá, el silencio sea el canto de un ángel. Pero estas ya son metáforas que no vienen al caso, son solo expresiones de un humano que lee y se desnuda ante la naturaleza misma de la poesía.
La poesía es un lánguido estrecho por donde discurren los principios del mundo y de la historia, de los confines de los pueblos y de sus semejantes. Hablar de poesía es hablar de vida, de los semejantes y de los distintos. De la amapola transformada en ave y que sobrevuela los Andes. La poesía tiene forma y tiene sombra, pero se oculta como aquel misterio que hinca el corazón humano. Un misterio que no se desinfla ni se achica, sino que sigue creciendo como brote rompiendo el asfalto. Así son los poetas. Por ello, presentamos a dos poetas de Ecuador. Voces que se presentan misteriosas, pero que expresan los grandes misterios del cosmos humano: del cosmos poético.
David Sánchez Santillán (Quito, Ecuador). Abogado y Doctor en Jurisprudencia. Fue miembro del Taller Literario “Nueva Generación” en la ciudad de Quito, en 1996. Premios obtenidos y participaciones poéticas: Jornadas Poéticas. “Arte, música et sapientia”. Primer Premio. Colegio Jesuita “San Gabriel”, 1998. Quito. Premio Nacional.-Concurso Nacional de Poesía “Gonzalo Escudero” Primer Premio. Sociedad Ecuatoriana de Escritores S.E.D.E. 2004. Participante en el Evento Internacional “Poesía en Paralelo O”, 2011; Participación en el evento “Poetas 2014”, organizado por la Prefectura de Loja y la Casa de la Cultura “Benjamín Carrión”, núcleo de Loja. Consta en Antologías Nacionales. Ha publicado «El Origen de los Rostros» 2010; «Sempiternal» 2015, «Dans Le Noir» E-Book 2016,»El Revés en el Espejo«en conjunto con el poeta Cubano -Americano Manuel Adrián López, 2017, «Diversivas» 2018, Editorial El Conejo; «Lineas en Blanco«, 2019, El Angel editor.
I
Letra de una Palabra
Definida en acción…
Claridad aparente.
Cierras tu Cortina, manto de lentejuelas
______________________________________En un solo parpadear…
Sol que encandilas
Con tus brazas
… el Ánima
Reflejo de lo que fuí… que Soy…
Es mejor dejarme Sofocar
Sopla…
Contorno de mis deseos… que son los tuyos
Apaga la Luz
II
“…El Poeta es igual a este, el Señor del Nublo
Que habita la tormenta y ríe del Ballestero,
Exiliado en la tierra,
Sufriendo el griterío
Sus alas de gigante le impiden caminar”
Charles Boudelaire
Te encontré…
Donde tu ni siquiera sabes que habitas
Halle el peñasco
Que untó su sal en costas remotas…
Tengo Sed…
_______________________Aun tengo Sed…
III
Culpas al origen…
Donde quedaron guardados tus pecados
Qué origen…?
Acaso el que llevas guardado en tus bolsillos…
Inerte Maleza
Enredada en sortilegios
Jugando a los Dados… ja ja ja…
Mírame…
__________________Me encuentro tras el cofre de tu vergüenza
Pero… no soy tu Vergüenza..¡¡¡
Nunca aprendiste a ver tras de mis ojos…
___________________________________________________________Nadie lo hizo…¡¡¡
IV
El cuerpo de lo oscuro
deambula por el valle,
vestida de hortelana la sombra le circunda.
Brilla en la maleza un pedazo de lata
un trozo de luna
¡Qué sé yo!
¿A qué lamentación acudirá el muro?
¿A qué uva llamar para que nos abra la puerta?
¿Porqué mueren las rosas
Si el agua es lo que abunda?
Dormir o no dormir
ese es el punto.
¿A qué número llamar en esta tragedia?
Seguir o no seguir
ese es el nudo.
¿Reír para vivir…
____________________esa es la clave…?
Afuera está la noche
adentro está la noche
y más adentro nadie.
V
Un dios sabía que el olvido no se mezcla con los sabores vanos.
Quizá las palabras regocijan a esas mentiras que los hombres piensan sean simples.
Un hombre decía que las asperezas, con el pasar de los años,
son solo hechos sin fundamento que hasta un dios se niega a creer.
En los umbrales del pensamiento
las gotas de agua resbalan tras ésa…, la mirada de Anémona.
(Tomado del libro “El Origen de los Rostros”, 2010)
“Los demás también mueren
como tú, gota a gota,
hasta que el mar se llena”.
VI
Ella,
Levanta las flores de su caja a la ventana.
El verano se torna sucio,
ya las bandadas con el invierno se avecinan.
Ella levanta el velo de la lluvia en la mañana,
seca las lágrimas con lo que resta del verano.
Aljófares de humedad brillan en el rostro.
Cortan su interior en el gusto
Fue lo primero que se me ocurriría, decía.
Ella ajusta las flores de lado a lado en la ventana de la sala.
Solas embelesen a la tierra.
Ocultar lejos el sol rabioso,
encubrir en mí el amor por el fuego, se respondía.
Ahora que ya hemos envejecido.
Ella enreda su cansancio en los arbustos altos,
encogiéndose hacia abajo con la cabeza en sus manos.
Ella llora en voz alta,
Aparece el frío, en esta noche tan fría, repetía para sus adentros.
Ella ya no puede observar los rezagos de quien fue.
Congela su vida a través de las legibles bromas.
Su voz se dirige a este día de lluvia,
exclamando al compás del barítono en el discernimiento para quedarse.
Ella es ahora la hermana a sostener,
sueño de nube en el disipar del fuego.
Ahora ya reside acostada en la cama,
mientras que por debajo de la puerta esos seres
Bailotean.
Luego de transitar en los corredores de la reminiscencia,
todos ellos gritaran: será divertido pero… ya no hay donde ir a buscar.
(Tomado del libro “Diversivas”, 2018)
VII
Del miedo y en el miedo nos abrazamos,
en el frio te acobijabas con mi manto.
¿Por qué no he de tener una palabra tuya?
Te apartaste.
Como distan los barcos en la marea,
las aves abatidas frente al tumulto,
el agua deslizándose entre las yemas.
Intentaré pensar en el pronto regreso,
Observándote a los ojos.
Las palabras son silencios
el silencio algunas letras.
Nos acostumbraremos a sentir las brisas,
veladas en las evocaciones.
(Tomado del libro “Diversivas”, 2018)
VIII
Los retratos han hablado.
Los dioses han besado los tapices… representando el sonido de una sentencia.
El hedor de los niños que mueren.
Una bañera de mayo…
Forma un cementerio de caótico frenesí.
Su grito fue el más triste de todos los sonidos en la tierra.
Las mordeduras, en los corazones de los parientes arrastran momentos a la ceniza.
Dicen que la ira es una breve locura de los amados.
La despedida, devuelve a la naturaleza lo que nos hizo tomar.
Monumentos al silencio de nuestras caras.
Siéntete miel, devorado por las moscas
(Tomado del libro “Sempiternal”, 2015)
Elsy Santillán Flor (Quito, Ecuador) Doctora en Jurisprudencia y Abogado de los Tribunales del Ecuador. Ha escrito obras en narrativa, poesía, narrativa infantil y teatro. Obra publicada: En narrativa: “De mariposas, espejos y sueños” Cuentos. 1987, “De espantos y minucias”. Cuentos. 1992, “Furtivas vibraciones olvidadas”. Cuentos. 1993, “Gotas de cera en la ceniza”. Cuentos. 1998, Los miedos Juntos. 124 Cuentos, Las ficciones de la soledad, Cuentos, 2010, Tiniebla trece, Cuentos, 2014, Algaradas, Cuentos, 2017. En Poesía: “En las cuevas ajenas de la noche”. Poesía. 1997, Aristas en el tiempo nuevo. Poesía. 2013, Proscritas nimiedades, Poesía, Canción de lo injusto, Poesía, 2017. En narrativa infantil y juvenil: “Las doce habitaciones de la magia”, Novela juvenil. 2000. Libro electrónico. 2019, Segunda edición. Maravilloso Agustín, libro álbum, 2000. Libro electrónico. 2019, Segunda edición. La fantasmagórica aventura del “Grupo21”, novela juvenil, 2020. Felicidad, Poesía infantil, 2020. Santuario de Ángeles, Poesía infantil, 2020 Llegados con el viento, doce cuentos infantiles, 2020. Cinco miedosos, cinco cuentos infantiles, 2020. En Teatro: Danza imperfecta. Teatro, 2010 Cena para estúpidos. Teatro, 2010 En colectivo es coautora de los libros: DESEABULOS 1. Quito, 1993, DESEABUIOS 2. Ibiza, España, 2000, La certeza de los presagios. Cinco narradoras ecuatorianas. 2011, Sinfonía de Sal, E. Santillán/Raquel Lanseros. Poesía. Colección Dos alas, 2015. Premios: Premio Nacional “Jorge Luis Borges”. 1995, Premio Nacional “Pablo Palacio”. 1998, Mención de Honor del Premio “Joaquín Gallegos Lara” a la mejor obra publicada en Teatro. Consejo Metropolitano de Quito, 2011, Premio en colectivo de La Casa Internacional de Escritores y poetas de Bretaña y Fundación Rocío Durán-Barba, París, 2012 – 2013 Consta en antologías del país y extranjeras de cuento y poesía. Traducida parcialmente al Húngaro, Yugoeslavo y Francés.
Me importa un comino ser poeta
ser así tildada
y de cuando en vez
sacrificada
en cruces
y cadalsos.
Qué bello es
lanzar una cuerda hasta la luna
y caminar sobre ella
en equilibrio.
Estremecerse ante la magia
que poseen
las puras
simples cosas.
Convidar al Recuerdo
hermano, amigo
instalarlo en cualquier sitio
cuando me da la gana.
Y escribir en teclados y cuadernos
al ver de la bruma
su caída
sobre el techo,
las esquinas
y los libros.
No subiré peldaños de oro
hasta las nubes,
ni golpearé el portón artificioso
de la mansión venerable
de los dioses.
No en mi boca
el vino oscuro
de la gloria,
ni en mis sienes
la reseca corona
de laureles.
No en mi mesa
las siluetas pretenciosas
de juglares.
No en mi vida
el golpe aborrecible
de la fama.
No en mis ojos
la mirada de la envidia
envilecida.
No en mi alma
el hachazo de la
“crítica” adulona.
No mi nombre antologado
en magnos libros.
No mi vida
encasillada y esplendente.
No mis sueños
en exámenes
finales.
No mi llanto
regado
como sangre.
Estoy en paz
conmigo
y
con los sueños.
Soy libre de culpas
y ataduras,
de luces y ponzoñas por encargo,
de recuerdos volando por el aire
mientras creo la historia
-mal pagada-
y derramo lagrimas de aceite
que jamás
encenderán lámparas.
Habito en el sollozo de la tarde,
soy topo de cristal en el espejo.
No me meto con nadie,
ni con nada
no adulo,
no me callo,
no limpio la nariz del columnista,
ni suplico una entrevista
por la tele.
Feliz estoy
en la clausura de mi casa
y sus confines.
Me gusta ver el día en la ventana
y a la noche llegar con su misterio,
abrazar al hombre que más amo,
acariciar el rostro de mis hijos,
sentir el lamido de mi perra.
Que las simples cosas
sigan asombrando
al lado más humano
que poseo.
Que rayo y vendaval vayan de amigos
y el sol continúe en sus tormentas.
O se diga en el mundo de allá afuera
que el planeta se extingue
como el agua.
Esto prefiero a ser noticia
en diarios de letra amarillista,
o ser el comentario ocioso
de ambiguos cofrades
exultantes.
Quiero vasos de paz
hora tras hora,
bandejas de amor
en mis comidas,
fragancia a madreselva
en los cobijos.
Y tus manos poesía
-importándome un comino ser poeta–
en las mías
para siempre.
A mi madre
María Elena Flor Vásconez
Siento tu voz de luna en mis oídos
y de felicidad tiemblo
como jamás lo hice.
El sueño está cumplido
este sueño acariciado entre los días
que avanzaron lentos
en los años recorridos.
¿Por dónde empezar?
¿Cómo contarte tantas cosas sucedidas?
Como pintarte la ausencia que dejaste
en todos los instantes
y pese a todo
¿Cómo explicar tantos álbumes repletos,
tanta dicha repartida y compartida,
tanto azul entre mis manos?
Como decirte
que el dolor fue más atroz que el esperado
la pena más cruel a la anunciada,
la insondable soledad más angustiosa.
Y con verdad confiarte
que he bebido cántaros de aguas infinitas,
he amado más allá de lo debido,
he llenado mi propio vacío
con verdades envueltas
en sinfonía y miel.
Qué bueno es ver de nuevo tu sonrisa
-esa sonrisa buena
de luz y de delicias-
Conocer que eres feliz,
sentir a esa felicidad desparramarse
sobre mí y las simples cosas,
en el transcurso de este diálogo perfecto.
Qué hermoso es
compartirte las certezas,
el pan recién hornado,
la presencia de los hijos
y del amado esposo.
Avisarte que la casa está impecable,
los muebles en el orden que dejaste;
el jardín sembrado de verdor y paz,
y la misma fuente
con su agua
cantando en una esquina.
Indicarte
que los gorriones alojan primaveras
en cada árbol y maceta. Que la vida
transcurre y esparce flores
en nuestra propia primavera.
(No me explico todavía
como puedo hablar de primaveras
sabiendo que un día te alejaste,
por la ignota ruta del invierno)
No concibo
cómo te muestro tanto,
si son tantos los años sin tu abrigo.
Y vuelvo a sentir tu voz de luna,
y vuelvo a ver tus manos en mi cara
acariciando mis cabellos y mi frente.
¡Entiendo
claro que entiendo!
El deseo ha superado las ficciones
que el dolor forja con cincel de fuego.
Llama y pena se han juntado,
para cumplir el designio prometido.
Nunca fue quimera
el anhelo que creí era imposible;
troqué las normas mentirosas,
traspasé el misterio de la inmensa noche.
Tu voz de luna empieza a retirarse
y la angustia escapa entre la niebla.
Sé que vives
en distancias de astros y de estrellas.
Se que vuelves
en todos los instantes.
Y me sigues amando
en el perfecto amor.
Me conformo entonces.
Las lágrimas desde ahora son inútiles,
la memoria, un espacio de segundo plano.
Tu voz de luna ha dejado de escucharse
pero quedan la certeza intacta
del amor,
de la vida
y las palabras
suspendidas en el alba de la vida.
¡Me siento libre Madre amada!
he alcanzado de la paz su trascendencia.
Una a una las amigas han partido
aquellas que reían y también
las que lloraban.
Las vi partir
en tiempos distintos,
y años diferentes.
Unas llegaron al cambio del Milenio,
las otras,
no pudieron verlo.
No supe detener su canto,
ni parar su despedida.
Se fueron
como se va el asombro de la cara,
o el sollozo
en la garganta seca.
Se desgranaron lentas
en tardes y mañanas.
Siempre
en sonido de cristales hechos trizas.
Una a una marcharon
dejando un retazo entre los dedos,
una fragancia inextinguible,
un ápice de arena y niebla.
Transitaron
en peregrinaje de aves migratorias,
en sequía de ternura
y rotos sueños.
Se apagaron
en soplos de dolor y ausencia,
en fuegos extinguidos
con el agua.
Casualmente,
al pasar por los que fueron
sus refugios
se ve el cambio
en calles y avenidas.
Curiosamente,
ya no queda mucho de su paso
por la Tierra,
ni un recuerdo breve
en los vecinos nuevos.
Las amigas se fueron
una a una.
Tenían
un color distinto,
una filosofía diferente.
Imposible era no quererlas.
Las amigas se fueron
con sus maletas y paraguas
al extraño viaje.
Su adiós
no fue un adiós de desespero,
ni mucho menos un grito estremecido.
Partieron
sus pañuelos agitando al viento;
su mirada en la mía
dulce y triste.
-No me olvides
me dijeron
una a una.
-Jamás, les dije.
Y en el tráfago imponderable de la vida
he forjado un monolito
a sus memorias.
Escrita está a llanto y fuego
la exquisita traba
de olvidarlas.
Llevé del tiempo incrustada la derrota
tuve naves que cruzaron el océano
pero jamás llegaron a los puertos.
Quedaron extraviadas en ignotas aguas,
tragadas fueron por la bruma.
Hubo trinos de pájaros cantores
que se alejaron prestos del oído.
Otras músicas llegaron…
sus compases
se extinguieron, en el viento frío.
Los días pasaron
uno a uno,
nuevas certezas e infortunios nuevos
dejaron solo lágrimas de un día
tristes lágrimas, en la tierra yertas.
Al finalizar las estaciones
enjambres de luceros
tenía preparada la existencia.
El dolor escapó por la ventana
aullando su ira y su derrota.
Por la puerta grande
en medio de aplausos estruendosos
entró para quedarse
el sagrado amor
de inmensidades.
Infancia de horas deliciosas
_____de colores suaves
_____llena de música,
__________de perfumes
__________y de voces.
Los días infinitos
amasados en arrullo y canto.
Mirada perdida en las paredes altas
buscando curiosa las figuras
de seres fabulosos en sus frescos.
Tibieza de arreboles en las cosas,
en las simples cosas
que guardaban magia.
Sonrisas y flor de madreselvas,
juegos inconclusos,
gotas de lluvia en las brillantes piedras.
Pilares vigilando los tres patios
y gorriones grises en los aleros de plata.
Así fueron los años inocentes
que espantaron prestos la exquisita pena
cerrando los portones frente a ella.
¿Dónde habrán ido aquellos tiempos?
Escaparon
como se dispersa el agua en las arenas.
Se fueron
en estampida de sueños y de alas.
No retornaron jamás
_______________y me olvidaron.
Largos años pensando en mil maneras
de hallarle en una calle,
en una casa antigua,
en un bar
de madrugada.
Imaginando palabras,
frases cortas,
vaciando alcuzas y excusas,
echando la suerte a ficha
y dados.
Toda la vida invertida en charlas breves,
arengas largas,
y pretextos transparentes.
Cien mil veces inventando cuentos,
poblando el sueño con mentiras,
despertando más sola y más anciana.
Pero no quiere doblegarse todavía.
(Acaso el tiempo le depare una sorpresa)
Y sigue comprando los diarios –por si acaso-
y mira la tele como siempre
intuyendo
que puede aparecer
un día de estos.
Y le busca en Facebook,
en el Twitter,
y en el chat de los solos sin remedio,
mientras se sirve un té de hierbas finas
con una pizca y media de esperanza.
Después…,
peina coqueta su cabeza,
orlada solo
por cabellos blancos.
Los objetos tienen vida
una especie de memoria congelada,
un rastro de pus y de esperanza.
Son extraños compañeros en el viaje
que emprendemos incautos
hacia el vacío absurdo de la nada.
Los objetos nos contemplan
desde las sombras que proyecta el desconcierto,
o la filuda certeza de saberlo todo.
En lugares distantes a lo nuestro
pueden cambiar de sitio y asustarnos.
Así mismo en el silencio frío
terminar con el vuelco y con la vida.
Nos contemplan callados
nos ven hurgar en sus entrañas
y hallar recuerdos demenciales.
Utopías escritas en veranos,
basura amorosa en el invierno
y se impregnan con el llanto del pasado.
Los objetos conocen la lágrima y la risa,
el suspiro dulce, el alarido oscuro,
la dentellada del enemigo agazapado
y el aborrecible sabor de la venganza.
Y allí quedarán para seguir mirando
no importa el uso que ellos tengan,
ni la memoria de gozo o de fracaso.
Allí seguirán
cuál guardianes de luz o de tiniebla
dando fe a costilla nuestra
por el tiempo que duremos en el tiempo.
Concepto un tanto extraño la esperanza
podría compararse con la fe,
o un rito cualquiera que profesan los mortales.
Podría semejarse
a una paloma mensajera
o el papel en el interno de la botella
salvadora.
Pero el rito, la botella,
la fe y la mensajera
apenas si alcanzan para pocos.
Son destellos,
evocaciones de granito
en el pozo sin fondo que es la vida.
Y se espera por siempre devenires,
anuncios, sombras, luces en la noche,
cantos sombríos,
guadañas de espejismo.
Cerramos la ventana,
la puerta y la sonrisa,
mecemos los cabellos transparentes
y frente al fuego
con un buen cigarro y vino añejo
acaso esperamos
solos,
confiados
y tardíos
la llegada expectante de esperanza
El ulular de la tempestad
recorre la noche de este invierno,
y un oleaje de truenos
estallan en el Bosque del Horror.
La gente ha entrado en sus guaridas,
apagando las luces
escondiendo su testa
en las cobijas.
El miedo recorre generoso,
sembrando supersticiosa desazón.
Solo yo
que adoro la tormenta,
que en el miedo
encuentro la lujuria
y en las tumbas
mi mejor placer,
atisbo la oscuridad
que nos inunda
y s a l g o
envuelta en capa gris.
El bosque es tenebroso
pero en su entraña encuentro la delicia.
Allí he de encontrarme con tu garra
y con tu aullido de lobo y
golondrina.
Porque
amo tu envampirado deseo,
tu lobuna sonrisa,
tu pelaje de oscuro Incubo,
tu caricia de mármol y de luna.
Acudo feliz hasta tu infierno
de sombras y silencios saturado.
Y me envuelves en tu amor de eternidades
y en tu largo beso de neblinas.
Mas tarde,
debemos retornar a lo que somos.
Me alejo de tu abrazo
y cubierta de oscuridad
regreso hasta la cripta.
Antes de dormirme
-a las cinco a.m.-
mi pensamiento vuela
hasta tu nombre.
Estarás acostado como yo
en tu ataúd de siglos
y silencios.
Estarás anhelante
esperando la nueva medianoche
que nos sorprender redescubriendo el enigma
de la Muerte-Vida-Vida-Muerte,
indescifrable misterio para los demás.
Y nos amaremos
en la lóbrega desolación nocturna,
en la separación de lo Actual y lo Pasado,
en el intermedio del Todo y de la Nada.
Poseedores del Secreto
captamos en el viento huracanado
las fantásticas claves del mortuorio amor.
Porque nuestra eternidad empieza
en las susurrantes y espectrales sombras
del espeso Bosque de Vampiros.
Por magia, por luna y por espejo,
por astro, por volcán y por encanto,
por mío, por nuestro, por anhelo,
por aire, por tierra y embeleso.
Por ser, por querer, por olvidar,
por queja, por lágrima y sonrisa,
por amar, por soñar, por poseer,
por la ida, la salida, por la rabia.
Por el beso, la mirada, la caricia,
por el deseo, el anhelo, la certeza,
por el sol, la estrella, los relojes:
las once, las cinco, medianoche.
Por el saludo, la mirada, el fingimiento,
por el encuentro, la cita, la comedia,
por el auto, el café, el trago corto,
por no verte, por los gestos, por la duda.
Por la noche, por el día, por la ausencia,
por el ruido, el verso y la canción,
por el irse, el volver, el abrazar,
por tu boca, tus manos, tu saliva.
Por el ansia, la locura, la pasión,
por la entrega, la ternura, la palabra,
por la foto, el poema, por los libros,
por vivirte, solamente por vivirte..