CONSEJOS DE ESCRITURA PARA QUIENES NO LOS NECESITAN
Marvin Castillo Solís
La poesía puede ser algo diferente para cada persona. En verdad les digo, no corren tiempos para dar prescripciones.
Dejo aquí estas sugerencias amistosas, que cada quien juzgará útiles o inútiles según el estilo que esté forjando.
La poesía es relativamente contraria a lenguaje académico, porque sus decires no son estandarizados. Cuanto más excéntricos, mejor.
Ser poeta es hablar de tal modo que nadie sienta que el silencio se rompe. Conservar en las palabras la mayor cantidad de silencio posible.
El cultivo del ingenio requiere escuchar esa campanada repentina frente al fregadero, bajo la ducha, o en cualquier otro sitio privilegiado para la atención dispersa. Para ser poeta hay que aprender a rescatar del torrente el propio ingenio, antes de que se lo lleve el agua.
La salud de algunos estilos poéticos que me gustan radica en ser difíciles de escribir y suaves de leer.
Hay una sintaxis de las emociones, un montaje para dar al oyente contrastes de calor y frío. El humor viene bien después de un momento dramático, así como lo banal después de lo sublime.
No hay recurso en la Historia de la Literatura que no podamos ensayar nosotros, aunque sea por diversión y aunque no publiquemos nunca poemas que lo usen. No temamos buscar herramientas para hacer una voz propia.
Si el recurso es demasiado serio o anticuado, podemos usarlo con ironía para que vuelva a tener vitalidad.
Yo he encontrado la felicidad en el versículo, el monólogo dramático, la reformulación y la oralidad. Para esto, probé y rechacé otros mecanismos, pero puedo explicar por qué lo hice.
Se entiende que el tránsito por diferentes estilos es para toda la vida. A menos que no nos importe que los lectores digan “este dejó de interesarme luego del primer libro”.
Si se puede incluir varios estilos en un mismo poemario, mejor.
Preguntémonos si escribimos bien o mal, pero todavía más, pensemos si en verdad estamos escribiendo lo mejor que podemos en este momento de nuestra vida y con lo que tenemos a mano.
La metáfora no es comparar una cosa con otra, sino transformar una cosa en otra.
No hay que perder la cabeza: la poesía no le importa casi a nadie. Recurramos a ella para formar una ecología mental individual, un equilibrio que nos permita sobrellevar la vida. Esta es la mayor satisfacción que puede darnos.
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Sobre el autor:
Marvin Castillo Solís nació en 1992 en Pérez Zeledón, donde vivió hasta los diecisiete años. Migró al Valle Central para estudiar Filología Española en la Universidad de Costa Rica. En el 2013 dio inicio, junto a otros estudiantes, al Taller Literario Joaquín Gutiérrez, el cual sigue activo siete años después. Ha sido profesor de Creación Literaria en el Conservatorio de Castella y coordinador de Literatura en el Festival Internacional de las Artes de Costa Rica. Su poesía ha sido publicada en revistas como Revarena, Conjetura, VozUCR, Comelibros, Antagónica, Larvaria, Campos de plumas, Norte/Sur y Taller ígitur; también en antologías como Sub30, Miércoles 2p.m., Certamen desierto y Y2K. Entre otras actividades, ha participado en el Festival Internacional de Poesía de Costa Rica, la Feria Internacional del Libro de Costa Rica y el Encuentro Internacional de Escritores en Tarija, Bolivia. Obtuvo el primer lugar en la categoría de poesía del Certamen Brunca 2017 y en el Certamen Lisímaco Chavarría 2019. Con la editorial Perro Azul, en el año 2019, publicó su primer poemario: El libro de Jonás, el cual fue presentado en Pérez Zeledón, San José, Oaxaca y Ciudad de México. Actualmente, cursa la Maestría Académica en Literatura Latinoamericana de la Universidad de Costa Rica e imparte la asignatura de Lingüística y Literatura en el Instituto Educativo Moderno, donde también coordina un Taller de Escritura Creativa.