Yo sé que muchas veces he usado mis artículos para presentar guías un poco menos serias (aunque equitativamente informativas). Sin embargo, esta vez quiero ofrecerles una lista extremadamente útil para regalar literatura, no solo ahora sino siempre. Considérenlo un oportuno regalo de Navidad, y una de esas esquivas ocasiones donde admito que tengo un corazón. Títulos aparte, veintitrés años como lectora experimental me respaldan.
1. Escucha clara y atentamente al lector. Es normal que un lector hable hasta el cansancio de sus autores, libros y personajes favoritos. No se vale discriminar: hay tanta oscuridad en Gregor Samsa como en Bella Swan. Hay magia en Harry Potter y en Mrs. Dalloway. Los gustos rompen géneros, fronteras, idiomas y paradigmas. Y eso está bien. Sí, también es divertido burlarse de esos gustos, pero ahí hay otra ventaja distintiva, ¿no?
2. No es pecado confiar en la tecnología. Existen seres sobrehumanos entre nosotros, con un talento para equiparar su conocimiento enciclopédico con una sutil referencia de lectura sugerida. Esas personas son maravillosas pero escasas. Los algoritmos de GoodReads y Amazon son la mejor alternativa para conocer las lecturas relacionadas a gustos y tendencias de lectores en todo el mundo. Si no puedes confiar en tu gusto, puedes confiar en millones de extraños en el Internet.
3. Jamás regales libros de autoayuda. A menos que los llenes con billetes: esa es la mejor ayuda para cualquiera.
4. Abstente de esas ridículas manualidades de filigrana y cortes tridimensionales en ejemplares de pasta dura. Fue adorable cuando salió en Pinterest en 2005, pero hay tendencias de esa época que, como nuestra obsesión con Paris Hilton, hicieron bien en desvanecerse ese mismo año.
5. No compres la portada de la adaptación cinematográfica.
6. Si eres otro lector, jamás regales (ni recomiendes) un libro que no te haya encantado. Primero, probablemente te tocará comentar el libro más adelante, así que prepárate para defender tu mediocre sugerencia si no cumple las expectativas. Segundo, las recomendaciones tibias pueden encontrarse en cualquier revista Selecciones. Y tercero, ¿a quién la harías un regalo tan triste?
7. Consulta las versiones, ediciones, traducciones, ilustraciones y prólogos. Esos detalles importan. Es enteramente posible que un lector tenga múltiples versiones del mismo libro, acaso por las fantásticas ilustraciones, la preferible traducción o la mera nostalgia de ese ejemplar desgastado y lleno de erratas donde descubrieron Cien años de soledad.
8. Que no se te ocurra regalar un libro sin una seña para el lector. Hay unas más elegantes y exóticas, pero creo que la mayoría nos conformamos con una cartulina que nos salve de doblar las páginas, alongar la sobrecubierta o para siempre perder documentos importantes en medio de la lectura. Esto sucede con alarmante frecuencia.
9. Haz una nota mental para preguntarle a tu lector si leyó tu libro, si acaso lo disfrutó o si quiere comentarlo con detalles demasiado específicos. No te ofendas si la respuesta es negativa. Algunos libros valen eminentemente por su benefactor y su puesto en la librera.
10. Jamás regales un libro sin dedicatoria.
Es todo.