La poesía, en Perú, es diversa. Como hemos mencionado en anteriores ocasiones es una forma de emancipar las palabras respetando las tradiciones, pero ¿cómo podemos difundir tanta obra literaria? Algunos colectivos y personas se encargan de dicha labor. Entre estos tenemos a La poesía embiste, colectivo que busca difundir poesía. Una forja diferente, que se trabaja en las sombras. Porque la poesía, en Perú, es un arte muy ingrato. La polémica es amplia y, de alguna manera, todos nos encontramos inmersos en este mundo literaria. Por ello, la labor de difusión no es visto de una forma tan plena como uno quisiera. Organizar los encuentros, espacios y difundir arte siempre es una forma difícil de ahondar en el arte literario. La experiencia poética se entretiene entre las ideas y vueltas de las opiniones y gustos. Por lo tanto, encontramos que el menú poético es para todos, sin discriminar. Por eso, presentamos esta muestra de poesía con algunos integrantes y participantes de La poesía embiste, que ha logrado trascender y organizar encuentros de nivel internacional.
Gonzalo Castro (Lima, Perú) Estudió Derecho y Ciencias Políticas. Obtuvo el título de abogado y magíster en Derecho Empresarial por la Universidad de Lima (Perú). En la actualidad, se desempeña como abogado en asuntos laborales y solución de controversias. Resultó finalista en el 2do Concurso de Microrrelatos CUENTALIMA de la Municipalidad Metropolitana de Lima por su microcuento «El león de mármol». Además, obtuvo el Premio Copé de Plata de la XX Bienal de Cuento (2018). Ha publicado en novela Las malas compañías (2015), Canciones para escapar (2015) y Frecuencia modulada (2016); en relato Prohibido adelantar (2017), Máquina reservada (2018); y en poesía Las ciberamigas que perdí (2018), Los Zapatos azules (2020). También, fue incluido en el libro de cuentos ganadores de la XX Bienal de Cuento – Premio Copé (2018) publicado por el Centro Cultural Petroperú (2019). Le gusta volver a leer a Vargas Llosa, Kafka, García Márquez e Irvine Welsh. Se describe como: amante del cine, la literatura y la música. Abogado en sus ratos libres.
Lorelei
And we can make love
And we can go
Cocteau Twins
Tus labios
son las palabras que quiero escuchar
una canción de cuna para una dinastía
de gritos tras una aventura
a través de susurros maritales
Tus ojos
son las señales que quiero encontrar
en el suelo o en la sección de empleos
en los ocasos infinitos
de paisajes revelados en un negativo
son las películas que veo en el brillo
que penetra la ciudad desde lo más alto
Tus manos
son trabajo
que hace las caricias o la música
en las teclas que se desnudan
las huellas dactilares que quiebran el papel
con la fortaleza en la caja de cambios
con el golpe de cada latido
con el empuje al abismo como inicio de un vuelo
Tu nombre
está en la portada de un tabloide
es la cortina de humo en la política
está dibujado en un camión
es el mejor resultado de un algoritmo
es tendencia para nombres de recién nacidos
está debajo de la portada de un libro inédito
es un susurro incandescente y sin dolor
encerrado en una canción
que habla de hacer el amor.
Diane
Mar tenebroso de Diane
me das tranquilidad cada noche
_________cielo azul purísimo
donde he depositado mis anclas en cada cúmulo
ocaso de los pastos de cada día
del jardín de mi pasión exponencial e imaginaria
en el templo de los dioses
que reposan de sus incruentas batallas
ciudad llena de Diane
pensamiento y locura
han creado esta canción
de luces que guían cada paso a encontrarte Diane
un camino sin fin que forja cada suspiro
en la fortaleza Inca de esta ciudad perdida
el amor es un sentimiento materno
que abre mis ojos en cada despertar
es la sed que encuentro en tus labios Diane
la justicia que llegó a mi condena
de despertar cada día sin abrir los ojos
pero sintiendo más por ti
pasión que depositas en cada caricia
mis ojos flojos tildan cuando te siento cerca
cuando te veo brillar a mi lado
debe ser tu cabello que transpira mi ausencia
entre el viento musical
y el júbilo y la caída en la cama o en el drama
cuando apareces en oleadas
en el teléfono o en el computador
por la gracia de los dioses
por el destino de tu purísimo cielo
__________Diane.
James Quiroz. Estudió Derecho en la Universidad Nacional de Trujillo. Magíster en Derecho Penal por dicha casa de estudios. Ha publicado los siguientes poemarios: “La noche que no has de habitar (2010)”, “Rock and roll” (2015) y “El libro de los fuegos infinitos” (2018). Es coautor de libro de Derecho titulado “El proceso especial de terminación anticipada y el derecho a la presunción de inocencia” (2015). El año 2019 obtuvo el Premio Copé de Poesía con el poemario “En los bosques de infinita música”. Actualmente se desempeña como Fiscal Penal en el Ministerio Público.
El sol de los crepúsculos
El agua se acaba el mar se acaba no tenemos nada
El mar se ha retirado ante nuestro paso las anguilas los peces disecados
El sol vencido los alegres bosques se negaron a ofrecer su sombra
Había una vez un planeta de pronto no hubo nada
Hasta huyen las palabras se quebraron las ideas
Las plantas artificiales son bellas
El grupo electrógeno ilumina los maniquíes
Millonarios saquean los supermercados
El pollo de granja las vísceras de los damnificados
Todo es bueno si llena la panza lombricienta
Hermosas ruinas profetizaba el poeta
Los poetas se fueron a la guerra en el jardín de su casa
¿Qué comeremos hoy un cuchillo ensangrentado?
Caballero compre estampillas aquí había un país
Aquí un edificio una estatua un río unos niños
Ya no tienen rostro te presto mi rostro
El mío arrancó la bomba en Hiroshima
El mío en Roma arrasó un tanque
El mío en las aguas del Putumayo
El mío nunca existió soy un no nacido
Somos las máscaras informes
Los futuros desiertos desaparecidos
Bienvenido al duelo por los lagos
Bienvenido al duelo por los icebergs
Bienvenido al llanto de los prófugos cubanos y los fundamentalistas que golpean su cabeza en los muros
No hay apostillas para la barbarie me niego a escribir un poema
Me niego a cargar mi ataúd por la plaza como un nazi
Mi nombre es una mancha negra en los archivos paramilitares
Lárgate serrano ya no me sirves después de las elecciones
Me niego a hablar en falso y a ponerme una nariz
Me niego a ponerme una bacinica en la cabeza
A caminar sobre cables de espanto a cuatrocientos metros de altura
No me jugaré la vida por enmudecidos endebles
No cantaré la vida mientras tenga un hueco en la sien
Mientras una explosión asalte mis oídos
Yo sé que el tiempo no es la palabra con que lo nombramos
Yo sé que el hambre no es la palabra con que lo nombramos
Ha oxidado nuestros cuerpos y ha carcomido las paredes
De nada la melancolía y la resignación de los docentes
El sueño de los tibios de los mediocres precoces
Ya no queda más por escribir
No sé qué más escribir
Este silencio ha mojado las raíces
La única identidad es la tumba
La única certeza es la caída de los muros
La destrucción es garantía de que existimos
El miserable no quiere que lo llamen por su nombre
No sé por qué no me convence tu sonrisa
Será que doblas tu voz ante el teleprónter
¿Será que a 4 mil m.s.n.m. la vida te importa una mierda?
Despierta hermano, dios te ha visto muy cansado
Suaves espectros cruzan la ciudad por donde hace siglos paseaba la luz por sus ojos
Un hombre se para frente a una iglesia y pregunta por sus manos
Otro hombre busca en las estrellas el destino del universo
Otro hombre quiere celebrar la vida pero está muerto
En la piel mudada de la serpiente sobre océanos arrasados escribimos los códigos indescifrables que serán arrojados al fuego
Estoy saboreando los ardores de la herrumbre
Se enciende mi boca en los desiertos de la nada
Esto que ves no fue así todo el tiempo
Cae como una cascada el tiempo y se rompe la memoria
Ríos de lava discurren hambrientos por las desembocaduras de las calles de Pompeya
Un semihombre ve derramados sus sueños en ese río
Un mortal transita el sinsentido del tiempo
No puede desistirse tampoco arrepentirse
Un niño levanta castillos y ejércitos en la playa pero no puede despertarlos de la arena. El sol es un viejo vagabundo que pasea cabizbajo a las 18:30
No dejes que la coyuntura te destruya la vida
No dejes que la poesía te destruya la vida
No dejes que las fosas llamen por tu nombre
Yo que nadé en los labios moribundos del Jequetepeque dirigiendo el vuelo de los gallinazos
Yo que jubilé al espantapájaros en su labor de ahuyentar a los puercos
Yo que en ese río me bañé bajo las aguas de una mujer insaciable
Yo que leí bajo el mar un par de libros fosforescentes
Yo que conocí a unos poetas y a unos cuantos profetas
Yo que soy
Yo que seré
Yo que he sido
Yo que seré
Un enjambre de ánimas pasea silencioso en el porvenir del lenguaje
En el porvenir de lo vivido en esta niebla densa
Ritmo vertiginoso
Piel Barbarie
Naturaleza Música
Deshielo
El desembarco ha sido inútil
He dejado mi piel sobre los mástiles
He buscado en las orillas que parecían fronteras un signo de redención
Dime qué ha quedado
Despojos
Mis ansias de correr y de llegar adonde nunca
Dónde nuestro apellido
Dónde nuestros huesos
A los cinco años encontré una palabra hermosa y la veneré con mis labios
La hice sol con mis manos
Estábamos en el mismo barco esa noche cuando zarpamos
De pronto el ruido la inmensidad recostó nuestras mentes y luego
El lento fluir de las ondas
La desaparición
La expedición de nuestra especie creyó desobedecer a esos ciegos dioses
¡Oh desaparecidas costas de Pacasmayo!
¡Oh cántaros enmudecidos del Jequetepeque!
¡Oh gran Pacatnamú apiádate de nosotros!
Ese fluir ese sordo maretazo ardiendo como una bestia
Me levanto y los ríos dormidos despiertan
Generoso Pacífico escucha chapotear el arrullo portentoso de las balsas
La musicalidad vigorosa de los muelles
Se nos complicó la huida en el camino
Zarpemos a otras islas
Hemos perdido la inocencia
Hoy empiezo a transcribir la milagrosa música del universo
Sigo el camino que mis ancestros despreciaron
Ya he bebido demasiado y no me he emborrachado
El mar me ha sido insuficiente
El último secreto por conquistar no está en las olas
El último secreto no está en las espumas ni en las orillas
El último secreto ardía en los más inocentes juegos
En la boca del niño que conmovió a las pequeñas flores
Generoso Pacífico mira cómo juego en el chapoteo inútil
Tú que me viste zozobrar hoy me desvistes con tu lengua
Nada te importan mis atuendos mis ofrendas mi spondylus maravilloso
Estos mis malditos ojos que se encadenaron a una memoria
Estos mis dos pies que no se doblaron ante un templo
Esta es mi mente que culminó todos sus sueños
He visto al relámpago cruzar las fauces de los tiempos y ha enceguecido mis ojos
No me importa
No he perdido lo más importante como para no darme cuenta de su enojo
Mis sandalias con las que avanzo y volveremos a hacerlo
Aullando sin remedio
Cuando queden los lagartos y los berberechos y el bacilo de Koch
Aún cantaremos perplejos lejos de los abismos celebrando un no tatuado silencio en los relojes En el recodo inanimado de los bordes que inventaron los hombres le pondremos un nombre a esta historia
Y dios juzgará
Los futuros desiertos
Cuando esto acabe y no quede nada por escuchar, quién sabe, tal vez esta canción escriba la nueva historia.
O tal vez es lo que yo quisiera escuchar: las velas en reposo en un mar, en un desierto imaginarios. Porque todo habrá acabado y la canción sonará sospechosa en los mares fantasma.
Cuando leí a Cendrars se me apagó la voz. Quienes estuvimos allí escribimos algunos versos terribles. Otros calcinaron sus sueños, entregaron sus pieles y la historia se escribió en sus olvidados ataúdes. Otros consideraron vivir.
He grabado infinidad de canciones y sigo buscándoles un sentido.
Brian Eno escribió Another Green World y compuso el telón de fondo de los nuevos días.
¿Fue en ese mar rodeado de metales donde empecé a caminar? Cuando tenía tres años, mi abuelo me lanzó al mar y le dijo a mi madre: «Déjalo, carajo, que nade».
Ungaretti escribió un poema a su hijo muerto.
Diciembre del 84. Debimos sucumbir esa noche de los espirales. No hay ningún otro recuerdo.
¿Qué es más importante? ¿El código o el mensaje? Si empezáramos a traducir esas canciones descubriríamos que las formas, esos revestimientos con que ocultamos nuestra pasión, desaparecen, estorban el apasionamiento.
Lo que pervive es la voz limpia y depurada.
Con mi padre fuimos al Faro y remontamos la marea. Recogimos algunas piedras, descamamos el pescado y fuimos alguna tarde felices.
No necesito levantar la voz para leer los salmos.
No necesito ser un dios para ahuyentar espíritus.
¿Por quién he querido dar la vida? ¿Por otro ser que no he sido yo, mi fugitiva, mi
caudalosa?
Amé tus contornos, tus escalas grises y tus vanidades.
Mentira. Amé tus obscenidades, tus líquidos, tus condicionamientos. Niña, sé que si te nombro, tu pueblo enloquecería y me torcerían los labios por hacerte este advenimiento.
¿Qué fuimos en los desiertos de Ica? ¿Dos animales voraces que se lamían las heridas?
Tu corazón amplio y deshabitado, tu dolor inexpresivo hicieron ver que nos comprendíamos y tu llama ardía en mi sucia sed. Lo que querías que te dijera te lo dije en ese cuarto revuelto de candelas. Recuerdo la escena: acariciaba tus muslos y acuchillaba tu vientre, oía ladrar los perros de tu casa, los brotes de lluvia en el patio mientras lamía la cascada interminable. Niña, ahora estoy acariciando la muerte en un miserable cuarto. Hoy acaricio tus párpados cerrados, tus lágrimas, y mis ansias de enterrar tu voz.
No más vértigo. No más máscaras. La transparencia del agua imita el poema. Las redes son el filtro con el que se condensa la imagen.
Vimos sobrevivir a los pederastas, a los políticos censuradores de la moda y la yerba.
Años en donde el sol era dorado y los hombres caminaban con sus correas y sus camisas
de flores buscando algún verso que les iluminara la vida, los homosexuales daban sus
primeros aullidos y los poetas escribían en los baños más mugrientos de Europa.
En las calles de New York se rodaban las mejores películas mientras en la selva del Perú el gobierno asesinaba a sus escritores.
Pude haberme devorado a la realidad. En cambio, la asimilé en esta musiquilla y hubo tragos, mujeres, burdeles, barbarie. Estamos cantando en un bar del centro de Trujillo pensando qué vamos a hacer con nuestra joven imprudencia. Pude quedarme aquí con mis nuevos descubrimientos, con mis nuevos atuendos, pero el aire se hizo imposible de soportar.
Un cuarto alquilado, un par de sandalias. Los dominios del espurio Atahualpa nos recibían con algarabía, polvo y polvo dando y dando entre tragos para calentar la madrugada en el gamberro carnaval. Hubimos de arañar la partitura y jaranear en los callejones malogrados del Rímac. ¡Viva el Perú!, gritaban los más insípidos. ¿Dónde se hundió el puente del Rímac? Temerosos, cantaban al Perú mientras morían aplastados en sus calles facinerosas. Por ahí va Carlos Oliva tocando la bocina todavía.
Lima, ciudad que nos tragaste, nunca me diste las palabras que te pedí. Me internaste en cambio en tus cíclicas calles. Nunca me llamaron la atención tus cines porno. Me fui volviendo más vomitivo, más cruel en la verija que te parió.
Trujillo, conservadora, antifashion total, cuna de nombres apolillados, de aparejos y momias. Tu aire de señorita virgen es nocivo para mí.
Chimbote, ciudad fea de la costa peruana, me ahogaste en tus negras aguas.
Tacna, asumiendo las taras de los traidores.
Tumbes, mar de fondo y el cielo en su mejor color.
Cajamarca: Penal de Huacariz. 12 pm. Aquí los violadores, proxenetas, homicidas, aquí los que acusé con el código penal en la mano me miran y sonríen como payasos enfermos. Nota de prensa: «Ministerio Público solicitó nueve meses de prisión preventiva para cinco delincuentes que integraban la banda ‘Los Injertos de Bambamarca’ […] el Fiscal […], comandó el operativo…».
Turn off your mind, relax and float downstream…
Pablo Guevara escribió un libro en cinco actos, Un Iceberg llamado poesía, un iceberg es la representación del titanic, el poema es la tabla que ondea en las aguas gélidas de la tempestad y la nada. No me arrepiento de haber entrado en esos cuerpos, ellos nutrieron estos falsos recuerdos, estas falsas antípodas, estas ojeras del desprecio.
Todas las ciudades albergan los mismos bichos, las mismas tipologías, las calles enmohecidas, he visto el fin de las ciudades.
Hermano, quisiste reescribir el mundo, ordenar otro mundo, fundar otro mundo. Quisiste ser tú el que creara el mundo, con tus oboes y tus cuernos de guerra, valiente hermano.
Whitman escribió un libro en donde amaba a todos los hombres.
Rimbaud se inmoló indignamente luego de destruir sus ojos de diamante.
Pound queriendo reescribir la historia en mil páginas.
Pizarnik ahogándose en su propia vida.
De Rokha apabullado por su propia escritura.
Hölderlin y su frágil cuerpo cantándole a los dioses.
Vallejo tiritando en una aldea de los Andes.
Ungaretti acosado por un amigo muerto en la guerra.
Pavese lamido por los gatos que conocen su tumba.
Baudelaire apestado de la sociedad.
Dante sigue deseando a Beatriz en el infierno.
Mahfud espera la muerte como quien espera el metro.
Neruda queriendo hacer otro fuego.
Churata electrocutado por un relámpago andino.
Borda asomando los ojos a los grillos.
Los titanes han muerto y los mortales escriben sobre escombros.
Turn off your mind, relax and float downstream…
Así repetían los alegres universitarios mientras cruzaban la avenida España, bocinas, semáforos, ambulantes.
Turn off your mind, relax and float downstream…
Así repetían los ingenuos universitarios mientras repartían sus volantes de la huelga cruzando la avenida España, bocinas, semáforos, ambulantes.
Eran años de dictadura, de tomas universitarias y jinetes ahuyentando a los novatos, y yo estoy escuchando Tomorrow never knows en mis audífonos rumbo a la U en el micro. Mientras los cojinovas se batían en el frontis de la Ciudad Universitaria, perdían los ojos en nombre de la lealtad. Sus glorias son recortes y fotografías que adornan los cuartos de sus padres.
El ego de los poetas es tan grande que si llueve creen que es su aliento derramándose sobre la hierba.
Si la lluvia cae, digo, es un decir, se llevaría sus osamentas, sus córneas, sus cornetas.
Me ensordecen los deterministas, los que van a cambiar el mundo. Cuéntame tu historia y yo te diré si valió la pena, si con tu falso taladro le hiciste un hueco a la pared de tu volcánica existencia.
Turn off your mind, relax and float downstream…
La belleza es destrucción y es el camino exagerado de la mente.
Pero había que definir el rumbo:
¿torcido o derecho?
¿hecho o maltrecho?
Era la flor del verano y andábamos quemados, sin saber qué hacer con nuestros desafinados instrumentos.
VIVIR tocar hasta el final
_________del principio
_________del principio
_________del principio
Chiara Culotti (Lima, 1987), estudió la carrera de comunicación de la Universidad de Lima. En el año 2009 ganó los juegos Florales “Un Vicio Absurdo” de la misma casa de estudios. Ha participado en el festival de poesía “Enero En La Palabra” (Cusco, 2019 y 2020) y en el encuentro internacional de escritoras “Tu Voz Existe” (Arequipa, 2019). Ha publicado la plaquette “Líricosrufianes”, de forma colectiva en la antología poética “Mujeres-Territorio” de la editorial Zentauro y en la antología “Aislados” de la editorial Dendro. También en medios digitales como Tinta Digital y La Poesía Embiste. Actualmente vive en el Valle Sagrado de los Incas y está trabajando en su primer libro de poemas.
Hierogamia
Te he dejado ir y aun te miro
a través del cristal de la censura
como un animal intocable y bello
como una criatura mitológica disecada con cariño
con tibieza en las plumas y brillo extranjero
Tengo una irremediable captura de ti
un cuerpo emplumado de instantes imborrables
porque he logrado hacerte mío antes del declive
en equilibrio azul y brillo intermitente
con una ternura que cabalga el océano de la memoria
con los atributos que te convierten en esta epifanía diaria
con la misma rueda que arrastra formulas predecibles
y no por ello menos certeras
te tengo
eres la deidad del centro de mis visiones
una estatua viva, un icono cincelado con paciencia
un recuerdo de belleza académica, alquímica
Rodeado de fractales que procrean y mueren
y reviven en flores hipnóticas y cristales intactos
Aquí estarás, intocable
siempre en proyecto
siempre en huida
perennizado con dones rebosantes
recreado con trazo generoso, con inocencia heredada
Aquí estaremos mejor
en esta cúpula interna que recubre mi silencio
en este territorio carente de palabras mundanas
de cercanía trivial
carente de pecado, ese invento de los débiles
Venus de Terracota
Estoy gestando un planeta esfera
de cristal y humo negro perfecto
núcleo en trance solitario
una rueda que bebe sus propias aguas
y se embriaga de espirales intrínsecas
templo de luces y rayos silentes
repentinos mensajeros del asombro
Estoy gestando un poema
único___________indivisible
que oculta la muerte detrás de sus líneas
que sepulta la rabia
con lluvia de amor imprevisto
un manuscrito desnudo de clases sociales
que se incendia
grita
y se apaga
en las cenizas de su propia carne
que se cobija entre brazos ajenos
y cede al hormigueo del tiempo
Estoy gestando una hoja
convexa entrega que se rinde al mediodía
que no conoce la vergüenza de la desnudez
una verdad imperfecta
receptiva
nacida del lodo
y la ternura de la clorofila
Estoy gestando una bestia
invitación al roce eléctrico
gemido que embiste desde dentro
Estoy gestando una herida abierta
bandera negra que habla de la miseria
y se hace llanto de siglos
ojos de niño que son bebederos de moscas
pies que son más suelo que carne
delirio de instantes hilados con sangre
Estoy gestando un paisaje
y a la vez soy el cielo que estremece por vacío
cúpula de carne que pulsa
venas que son ríos
cuevas que son refugio de uno mismo
Estoy siendo gestada por el mundo
seré roca
seré polvo
y ese día habré nacido.
Daniel Escudero Arias (Lima, 1986) Titulado en Electrotecnia Industrial por el Instituto Tecsup N° 1 y egresado de la carrera de Ingeniería Industrial por la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas. Es miembro fundador/administrador del grupo de poesía Días Circulares, donde se realizan eventos culturales en Lima y provincias en el formato de recitales poéticos; es creador de la página web del personaje Niño Negro, donde publica textos cortos bajo dicho seudónimo. Ha llevado taller de Descomposición Poética con el escritor/editor Paul Forsyth, taller de poesía con Miguel Ildelfonso, Premio Nacional de Literatura en la categoría poesía, y taller de novela a cargo del escritor Hugo Yuen, Premio Copé Oro en la categoría novela. Ha sido antologado en el poemario “Poesía al filo del sol” (Golem Editores, 2019), “Aislados”(Dendro Editores, 2020); así como también ha participado en diversos eventos, como el Segundo Festival de Poesía de Barranco, Culturaymi – Programa Cultural de los Juegos Lima 2019, Festival Internacional Poetas en la Arena 2019, entre varios otros. Mantiene inédito el poemario “Memorias en mansedumbre”, el cual se materializará pasada la coyuntura de pandemia.
Morbilidad del discernimiento
Me arranqué del cuerpo el silencio
y aquí estoy, hermanos,
orando la oquedad de los bastiones
Me entrego aunque amurallo
lo que más niego
Arrugo la mirada y huyo
con mi temor
que solo sabe comer de mí
Entre mis arterias de roca y musgo
pretendo incinerar el aire
arruinar me
partir las capas más significantes
tirar las riendas de la insumisión
pero solo se desploman lágrimas
uñas de Tiempo
bostezo de Muerte
Y me veo
me veo aquí
quiescente así
como la muralla que se rasga
abrirse es lo mismo que envejecer
y me da miedo.
Pleamar
Este punto sobre la ola
se envanece
crece como un gigante
y me acorrala pues soy
parte de sus pies soy
extensas y profundas raíces
Entonces lo alimento le doy mi vigilia
y mi sueño para que pueda otra vez aplastar me
continuaré con el labrado en mi delante
seguiré pensando en el punto
en el olvido
pues eso soy
un hombre que huye de sus pasos
egoísta consigo mismo
El punto es
dibujar en el agua
alojarse en el momento
en el útero de vidrio pues
soy más pequeño que mis aprensiones.
Carla Vanessa (Lima, 1975). Estudió Literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos entre 1992 y 1999 y luego realizó una maestría en Escritura Creativa en esa misma casa de estudios en 2016 y 2017. Durante todo ese tiempo enfiló sus baterías hacia la poesía y la cuestión poética, y publicó, esporádicamente, poemas sueltos en revistas y otros medios. En el año 2002 publicó, en la —ahora extinta— plataforma web Geocities, un extracto de lo que sería la primera versión del poemario Sueños de Carla, que se ha publicado finalmente, en 2020. Actualmente, prepara un segundo poemario: Artemisa.
Poema de las máscaras
Los días son hoscos
levantamos en silencio y a gritos palanganas al cielo
piras de eucalipto a los dioses suplicando su ira aplacar,
guardarla en sus balsillos donde se agolpan todas nuestras oraciones
alrededor del globo.
Y en esta parte de su oronda panza
donde el ecuador es un viejo tajo hecho de huesos de indio
el sol y su rodado canto se han ido
se llevó el amarillo y nos trajo el amargo,
la máscara, la muerte diaria del ojo que ya no quiere entrecerrar
el gozne del viento y de las horas.
Río, puente, alameda,
aun no hay muertos en las calles
rociados por una fina garúa
pero los hay contando cobres, haciendo la cola
creyéndose buenos, fijos
sólidos como una estaca en un pared de cartón
y calamina
donde cada noche
sin pausa
pasa
el camión
de la basura.
Ofertorio
Poema en modo neobarroco
1
Desamor del brillo, brizna del silencio, susurros a
Caronte en pequeños ciclos, la estrellas, manchas celestes de
eternidad en sombras sobre mi frente en posición de confín:
sus cuencos vaciado se han, secos yacen
sin sus óculos, que expulsados de sus pozos ruedan
bajo los ríos trasnochados en cantarín espasmo
de un verso que entre el sueño y las hiedras invocas.
Desesperación, el cuerpo no se mueve,
oscuridad,
rumor del astro argento se engaña en la ventana cerrada,
negada como yo para tu corazón insomne,
innómine,
acápite
inasible en la diurna agonía pospuesta de mi romanza,
que para ti escribí creyendo que me amabas
y que estrujado hube después como la cuesta a la montaña donde
subí a buscarte para saber quién era,
la tinta seca y vertebrada, doblada quedó en esperanza adormecida
de lejanas tierras en que mi alma se fundió sobre la pira
que erigí para rendirte sacrificio
un día:
indiferencia se volvió trazada en cinturón bajo
esquirlas no alcanzadas a tu falda y coronadas en el más alto
frenesí de otra miseria: eterna
tu espalda ante el rastro que oficia mi susurro
al otro lado de la cama: tu nombre deformado en Júpiter
con Saturno en conjunción perfecta, dilecta
mente negada para mi creación y en atención de tus ojos
a otras ninfas,
vencida abstracción y levantada ante mi cara sobre la luna
del baño en la pretérita mañana que mis manos
al lavabo hunde por querer tocarte,
memoria y olvido en el espejo enjugado por dobles
que ofician mi derrota: un cáliz levantado con mi sangre
en gentil y doloroso ofertorio
bajo el aplastante imperio del sol.
2
Yo había escrito
para ti
un lecho de rosas
sobre la albina cabellera de la luna.
