En De qué se trata el otoño en mi ventana, la memoria aparece, nostálgica, como exclamación espontánea que no oculta la pena ni la emoción. El libro está compuesto por poemas largos que cuentan historias familiares y de romance que van desde la felicidad más pura entre flores y hormigas hasta la depresión como un fantasma hereditario, muchas veces por acontecimientos históricos y colectivos difíciles de procesar, que permanecen inevitablemente en cada generación.
Este poemario de Celina Feuerstein editado por Modesto Rimba propone un paseo por los elementos con la dosis exacta de lirismo y con la combinación de palabras de una pluma que sabe cuando enfocar y cuando desenfocar para que veamos todo el paisaje.
Recomiendo leerlo en un lugar campestre para complementar las imágenes y potenciar la experiencia.
Se alude a un flotar liviano, a cuerpos que ruedan por el pasto, mirar hacia arriba o hacia abajo como una toma de posición. El yo poético se hace preguntas sobre la escritura, los sentimientos, el cuerpo: cuerpo que al igual que las hojas se oxida o que contempla las ramas secas cuando va por la ruta alejándose para sanar. Hay una ser frágil tratando de recomponer el desorden de los recuerdos y sus enseñanzas: en qué lugar se ubica cada duelo y cada tesoro.
Celina Feuerstein se muestra como una poeta confesional que a su vez se nutre con sabiduría de la observación de su entorno.
1
nunca te pregunté
qué hiciste con el miedo
cuando te llevaron
al campo de trabajo
y después
en esa fila
al campo de mujeres
o quizás lo hice
y no alcanzaron tus palabras
¿cómo se hace papá
se guarda el dolor?
¿en qué convertiste la impotencia
la furia?
¿dónde caben
en el corazón de un niño
la miseria del mundo
el terror?
eras tan chico y tan enorme
la desdicha
imagino tus pómulos brillantes
de lágrimas y juventud
y tu mano golpeando contra algo
el puño cerrado
atrapando el aire que te sacaron
y cotejando
la medida de la pena
resistiendo el dolor en los dedos
para olvidar el otro
para no pensar
yo no sé
cómo situarme
si nací de tu guerra
de los escombros y del grito
que se hizo eco
por eso te hablo te pregunto
por eso escribo
y cruzo un puente cada día
cada noche
voy a Polonia
veo los campos los ghetos
la casa de tu niñez
y te busco
decime algo papá
por favor
¿me decís?
2
había que tomar distancia en la primaria
nos poníamos en fila y antes de izar la bandera
llamaban a formar
atrás los más altos y adelante los bajitos
un brazo sobre el hombro del que precedía
en la hilera
¿te acordás?
esa era la medida
separados por lo que mide un brazo
cada uno en su lugar
pero yo no aprendí no encontré
la medida justa
el perfecto intervalo entre los cuerpos
tomar distancia
que no se peguen ni confundan
unos con otros
pero yo no aprendí no señor
no sirvieron los brazos extendidos para separarme
ni del perro
tomar distancia nos decían en la escuela
y para mi que esas palabras se encogieron
así tan chicas me arrimaron demasiado
y ahí quedé
cerquita
casi chocando
3.
antes
mirar para arriba
era diferente
será que de niña
veía desde abajo
los rostros amados
los cuerpos
como dioses o pirámides
monumentales
su sombra poderosa que protegía
y daba temor
todo gira
después de la orfandad
la mirada encuentra
otra luz
y las dimensiones que eran tres
se multiplican
a veces miro para abajo
la tierra que piso
los zapatos
alguna hormiga y otros bichos
en el suelo
huyen de mis pasos
no me ven pero presienten
el peligro
a veces
miro para arriba
solo por mirar
ahora
como sin ley de gravedad
floto liviana
desde hace un tiempo ya
arriba o abajo
no tienen importancia