Elisabet Fabregas: «Acercarse a la naturaleza es acercarse a una misma»

Elisabet Fabregas (1989) es poeta y docente nacida en la ciudad de Barcelona. Hace siete años que reside en la isla de Ibiza, donde trabaja como maestra en una escuela inglesa. Desde los 14 años organiza recitales de poesía, cultiva la escritura epistolar y ensayística. Estudió Educación Infantil y cursó dos másteres en Educación Holística y Educación Montessori. Actualmente se encuentra tomando cursos de escritura en La escuela de escritores de Madrid, Índigo Editoras y el Hotel Kafka. Publica, además, relatos, poesía y diarios de viaje en elisabetfabregas.blogspot.com. Ganó un premio en el 39° Certamen Literario de Mujeres de Fomento con su ensayo sobre la situación de la mujer en el campo de refugiados de Moria, después de pasar un verano entero allí con un programa educativo de su creación.    

En esta ocasión, entrevistamos a Elisabet Fabregas por su flamante primer poemario Cestos de lilas, publicado por Calambur.

  1. ¿Qué autores fueron influyentes en el desarrollo de tu escritura?

Me acompañé de las lecturas de escritoras como Gioconda Belli, su libro de poesía El ojo de la mujer; Los cálices vacíos de Delmira Agustini; la Poesía completa de Alfonsina Storni; Diarios amorosos de Anaïs Nin, y Clarice Lispector.

Me siento identificada con la poética de Delmira Agustini, ha sido importante en mi proceso escritural, pues ella exalta amor y sexualidad, imágenes cargadas de metáforas y naturaleza; utilizaba el erotismo para llenar el vacío de la imposibilidad. Las imágenes le permitían objetivar sensaciones y estas convivían contrapuestas.

He indagado en la escritura cotidiana de Concha García, mujer a la que admiro; profundicé en la poética de Alejandra Pizarnik, así como de Idea Vilariño, Cristina Peri Rossi y Siri Hustvedt.

Leí Diarios de una nómada de Isabelle Eberhardt, un libro que recoge fragmentos de su diario por el norte de África, en el cual la autora tiene conversaciones constantes con el dolor, la soledad y la búsqueda identitaria.

2. En el primer capítulo de tu poemario, que lleva por título “Madreselva”, nos invitás a explorar a través de imágenes sensoriales los espacios íntimos de la infancia, el hogar y la familia. Hablanos del significado que tiene para vos la memoria.

En Cestos de lilas, la memoria se construye a través de una voz poética que viaja de la mano del vínculo materno. Este se torna refugio, es el lugar desde donde puedo explorar el dolor que, a su vez, nace del mismo vínculo y de un desamor (con una misma y con una otredad, en este caso, lo ubicamos en el segundo capítulo “El jazmín de chiles”). Aparecen recuerdos como destellos porque la memoria no es lineal, recordamos escenas y algunas de ellas permanecen en el transcurso de nuestras vidas, se instalan en la intimidad cotidiana, se quedan pegadas en la imagen poética. Y es precisamente esta imagen la que sigo, con una fuerza luminosa que se instala en lo efímero del lenguaje y, a su vez, pervive como la idea de un recuerdo fulgurante.

Los recuerdos que surgen de la memoria nos guían como un gesto, como una pequeña respiración que acontece y se deja mecer por la fluidez de la palabra.

3. En Ibiza como en Madrid, participás de diversos cursos de escritura y en círculos de mujeres donde trabajan con el jazz y la poesía. ¿De qué manera unís en tu escritura la música y la poesía?

Empecé recitando poesía a mis quince años, acompañada de mi amiga Aina, hacíamos recitales en eventos, fiestas mayores o actos sociales. Leíamos fragmentos nuestros y de otras autoras. Después, seguí realizando cursos de escritura con Índigo Editoras, Hotel Kafka y Escuela de escritores.

Hace siete años decidí mudarme a vivir a la isla de Ibiza, toda esta parte creativa se volvió más experimental. Empecé a participar en varios lugares donde mezclábamos música jazz y poesía. ¿Cómo lo hacíamos? A veces, simplemente llevábamos nuestro texto y, otras, improvisábamos textos e ideas que surgían desde la melodía de algún instrumento que sonaba. Porque, precisamente, el texto poético va unido al tejido del sonido musical y no hablo de la rima en particular, hablo de la melodía, de esa canción que surge del eco interior que nos lleva al texto, que nos adentra en el territorio.

4. ¿Cómo influye la territorialidad en tu escritura? ¿Cómo conectás con la naturaleza en lo cotidiano?

Viví casi cinco años en el Norte de Ibiza Port de Sant Miquel, rodeada de naturaleza. Los tres últimos años me sumergí y fui parte de toda su flora y fauna, tenía una necesidad íntima de expresión, necesitaba entender mi voz, encontrarla.

Fue a través de ella que pude crear un mundo poético. Lo cotidiano era naturaleza, me fascinaba observar la impermanencia de la vida en la tierra, las plantas y las flores renacían a pesar del invierno gélido, yo también podía hacerlo.

Necesitaba dejar de retener lo que ya no me pertenecía. Acercarse a la naturaleza es acercarse a una misma, y es precisamente en la tierra donde podemos sanar.

5. El hilo conductor de tu poemario pareciera ser el poder sanador de la palabra poética. En este sentido, me gustaría saber cómo vivís la poesía y en qué medida te ayudó escribir Cestos de lilas.

Exactamente, y me gusta mucho que hayas podido captar la esencia del hilo conductor, la palabra poética me ayudó a superar una etapa complicada.

Como comenté antes, viví siete años en Ibiza y los últimos tres estuve viviendo sola debido a una ruptura emocional.

Quería encontrar mi voz, la identidad que me conformaba estaba muy alejada.

Así, pues, a medida que fui escribiendo el poemario di voz a esa parte que parecía lejana, visualicé la herida que no podía sentir en la piel, pero que pegada al cuerpo se sumergía en capas más profundas.

Escribí estos dos fragmentos para una entrevista en Ediciones en el mar y creo que resume muy bien cómo intuitivamente la palabra nos va guiando y nos lleva allí donde justamente la oscuridad y el dolor necesitan de esa belleza poética, de esa iluminación sanadora.

“La poesía se expande en el lugar que toca la palabra para ser dicha, se posa allí donde, al borde de desaparecer, comienza y enlaza la historia que permite vernos desde una nueva perspectiva y desasirnos de todo aquello que ya no pertenece”.

“Aquello que necesitamos es una forma de poder envolvente que aprieta el centro para que toda la materia se pose en el papel, así el poema funciona como un mapa, se despliega en silencio, nos muestra un camino”.

6. En tu blog, comentás “Con la poesía puedo casi tocar esa necesidad de hablarle a otro para después retornar a mí”. Hablanos un poco de esa otredad presente en el segundo capítulo, “El jazmín de Chiles”. ¿Qué relación se teje entre ella y el yo lírico?

En el segundo capítulo “El jazmín de Chiles”, tengo conversaciones constantes con una otredad que no puedo tocar y que se encuentra lejos ya de mí. El yo lírico acerca el deseo comunicativo, el deseo de interlocución con el otre de una manera metafórica y llena de imágenes.

7. ¿Cuáles fueron los comentarios y apreciaciones más lindos que recibiste por tu libro?

Recientemente, se publicó una reseña muy bonita y una entrevista en Ediciones en el mar, en la que Lara Losada explica:

Cestos de lilas se aleja bastante de una poesía actual visceral y cargada de retórica. Elisabet ha escrito un poemario, ante todo, basado en la belleza del lenguaje, las imágenes y la forma”.

También, Carla Santángelo hizo una reseña que me gustó mucho y se publicará pronto en la revista El coloquio de los perros:

“Por momentos es como si la voz poética conociera los secretos de la naturaleza que la habita, y quisiera susurrarlos a quien está del otro lado. Como en el poema “Inspira”, en el que la respiración se hace una con los árboles:

Llenar de bosques

las raíces,

permitir que sus brazos

sean mundo

en nuestro cuerpo.

En la segunda parte, la voz muta hacia el encuentro como si el influjo de la naturaleza no la desposeyera nunca: «Soy el arroyo florecido / que de tu boca / encuentra mi cuello», dice el poema “Palpito”, y así continúa el camino del deseo, la construcción de un eros hecho de jardines y de islotes.

Una especie de embrujo recorre el poemario como un eje que lo vertebra. Poemas como “Planta medicinal”, “Lo simbólico” o “Humble house sparrow”, “humilde gorrión” pueden leerse como conjuros que recuerdan las propiedades curativas de las plantas o que remiten a la magia: ese universo tan fértil para el poema.

En Cestos de lilas, la voz poética articula imágenes despojadas, desnudas, como pequeños tesoros secándose al sol, y al mismo tiempo hay poemas velados, llenos de metáforas que se repliegan hacia el centro de lo indecible”.

Me gusta mucho la reflexión de Carla porque creo que refleja de una manera muy bella la relación entre el cuerpo, la naturaleza, el yo lírico y la otredad.

8. ¿Con qué te gustaría que se quede alguien que leyó tu libro?

Hay que dejarse atravesar por él. Leerlo despacito, saborearlo. Sentir las imágenes que lo conforman. Pienso que es un poemario muy sensorial, donde la parte lírica toma un claro protagonismo, como en el primer capítulo. También, puede ser una fuente de inspiración para las/los que escriben escritura erótica, y la más costumbrista y familiar. Cada cual sentirá cosas diferentes y estas se relacionarán basándonos en sus vivencias.

9. ¿Estás pensando en un nuevo libro o proyecto literario?

Sí, en dos meses saldrá a la venta mi nuevo libro de cuentos infantiles que escribí junto al ilustrador Justin Hindley, y lo editará Espelma Edicions, una editorial mallorquina.

Es un libro que pretende rescatar la flora y fauna, así como las tradiciones de la isla de Ibiza.

Por otra parte, terminé mi segundo poemario, un poemario autobiográfico que resigue las líneas de dolor, se titula Nácar en la piel.

Hoy estoy trabajando en un proyecto artístico que se llama #aplordepell (aflordepell), un proyecto que tiene como objetivo principal visibilizar el llanto, normalizar la tristeza, entendiéndose como un sentimiento que convive naturalmente dentro nuestro.

El llanto es una expresión humana y social que habitualmente queda escondida en espacios y momentos íntimos, en general, dentro de casa.

Este proyecto tiene como objetivo principal dar lugar al llanto más allá de la intimidad, para facilitar su expresión. Las redes sociales están muy destinadas a compartir emociones de bienestar, es por eso que hemos empezado a colgar imágenes nuestras llorando, desde entonces se han recepcionado más de un centenar de imágenes de personas llorando.
Vamos a hacer varias acciones para visibilizar el llanto y después haremos una exposición con las imágenes resultantes de la acción.

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