Tres poemas de la escritora costarricense María Montero:
DISCURSO
Una mujer no tiene dirección: Todos su costados son profundos. No anhela caminos de regreso más sí un horizonte indefinido de pájaros centrífugos. Una mujer necesita el asombro de la oscuridad sostenida ante sus ojos y no los límites precisos de un espejo. Una mujer se esparce en el aire. Una mujer nunca está sola.
SELF-SERVICE
La mano suicida escarba en la basura
y me invita a acompañarla.
Busca desesperadamente lo perdido:
un ojo inalterable para el mundo,
la intimidad de antes.
Ahora cada letra pretende
la altura que no tuvo su herida.
ya no es más la solitaria estúpida,
la que repara el cuchillo y la risa
de otros espectáculos.
La mano suicida salta al vacío
pues no arriesga más
que veintisiete letras.
La mano suicida se ha quedado con mi casa,
le debo la vida.
MONÓLOGO EN TERCERA PERSONA
No cambiaría tu recuerdo por tu presencia. Pídele al otro que vuelva: al desconocido que arde para siempre bajo el sol de La Habana. Pídele que baile desnudo como un tonto que persiga rabioso tu alegría que tome el autobús y en medio de la gente te diga que está a punto de bajarse porque eres una puta inaguantable. Pídele a esa isla a la que nadie te invitó: la cerradura inmóvil donde solo pueden verse los amantes. Pídele una croqueta unos zapatos de vieja el largo camino de la entrega y la canción que persigue incansable la distancia entre el Malecón y el mundo. Pídele lo que ya has perdido. Pídele un padre para tus hijas el gesto único que se anticipa al deseo y los años que se esfuman con el cuerpo mutilado del olvido.
Sobre la autora:
Poeta y periodista costarricense nacida en Burdeos, Francia, en 1970. Estudió Literatura y Teatro. Su libro El juego conquistado mereció el Premio Joven Creación en 1985. Ha publicado El juego conquistado (1985), La mano suicida (2001) e In dubia tempora (2004), un proyecto de poesía y fotografía documental basado en una investigación sobre herramientas creadas y utilizadas por los presos en cárceles costarricenses. Su poesía ha sido incluida en las selecciones de poesía Relatos de mujeres (1996), Indómitas voces: cien años de poesía femenina costarricense (1997), Martes de poesía en el Cuartel de la Boca del Monte (1998) y Antología de la nueva poesía costarricense (2001).