VANESA ALMADA NOGUERÓN (Buenos Aires, 1980). Tiene estudios en Letras y en Gestión Cultural. Su labor literaria ha recibido diversos reconocimientos tanto a nivel nacional como internacional, entre los cuales se cuentan el Premio Poesía de las Américas (2008), Premio Municipal de Cultura CMC (2012), Premio Latin American Intercultural Alliance (2013). Actualmente, reside en la ciudad de Mar del Plata y colabora en Liberoamérica, revista y plataforma literaria. Recibió en 2020 la Beca Sostener Cultura (Fondo Nacional de las Artes). De su autoría: Entre los ruidos© (Baldíos en la Lengua, 2015), Quemar el fuego© (Autogestivo, 2017), Los demás© (Liberoamérica, 2019), Límbica© (El Taller Blanco, 2020) y Cómo no se resuelve un köan© (Qeja Ediciones, 2021).
En esta ocasión, les compartimos tres poemas de su libro Límbica:
twister
escribir es desprotegerse
se anda por el texto como se anda
por el pensamiento
[como se anda por un costado de la calle cuando llueve
o por los verbos menos nocivos
cuando no está lloviendo]
se anda
y se atraviesa el lenguaje
como se atraviesan las avenidas sin señales de alto:
con el miedo en las manos
especulando asfalto
pintura fresca
goma quemada
sustantivos
escribir es desabrigarse
dejarse a plena conciencia los cordones desatados
sacar los dos brazos por la ventanilla
servir de pueblo para el tornado que ya vuelve
que ya aprieta
que ya duele
que ya nos mece
ladrillos rojos
me gustaría saber
si desde ese balcón se pueden ver
las ciudades que hubiéramos visitado
o las manchas de calor de lámpara
e manos convulsas
de penitencia
en los libros que nos hubiéramos prestado
este cuaderno que escribo tiene el color atormentado
de un vaso de sangre
¿son rojas también tus venas,
tus suspensiones / todas tus ropas
después de haber pensado tanto el amor
después de haber pensado en las formas simétricas que van tomando
los diálogos
que nunca pudimos encauzar?
la radio sigue diciendo esa canción de Edith Piaf
(sigue diciendo tormenta)
me gustaría saber si mañana la lluvia (o algún otro fenómeno)
nos va a ofrecer
algún principio o algún final
algún reflejo en el barro donde no sentirnos tan huérfanas
donde no sentirnos
tan verbalmente vulneradas
VOGUE
persigue el barco para romper con la fiebre obsesiva del aeropuerto
en la puerta de su casa
su mito vertical y su angostura
señales de vértigo la giran en V
le manipulan el plumaje
(las profecías / las carnes /
los sexos que lleva ocultos
en los dobleces mejor camuflados del sobretodo)
su estilo siempre fue
de revista de moda:
mancha las fotos de las portadas
con cárceles de agujas
carga un perdón acartonado en cada bolso de mano
un rugido acuoso
en cada doble membrana subnuclear de los zapatos
persigue el barco para quebrarle la botella en la espalda;
tiene un monstruo ya creado y falsificado
ya escondido entre las ropas
ya puesto en cajas
ya tirado del puente
ya vuelto a imitar
persigue el barco;
deambula por las aguas y revela vicios
mantiene un sigilo extremo que la vuelve absurda
casi irrealizable
sacude las cortinas y atrapa las sombras que le dejaron
los flashes de las instantáneas
(que le dejó el calor underground)
todavía resiente esa mancha en los ojos;
borda una bandera tríptica
gime ausencias
y persigue el barco
quiere abrirle la punta de los suelos con brazos de peces
quiere atraparlo
besarle las páginas
hundirlo