Selección de poemas de Darío Ossandón (Chile, 1991)

La escritura, desde su origen, ha sido vehículo de conocimiento y no solo de expresión. Y el conocer implica dudar, dejar atrás convicciones; escribir, muchas veces, es un acto paralelo al de entender de a poco la condición funesta de la especie. Es el tema que rodean estos poemas: una exploración sincera y directa de sentimientos como la soledad, la conciencia de la propia mortandad y el hastío hacia la propia conciencia.

Una atmósfera gris, que evoca frío y llovizna, desprenden los versos de Darío Ossandón, que parecen invitarnos a reconocer en la orfandad que despliegan la que llevamos a cuestas cada día. Una especie de desesperanza cotidiana, más cercana a los achaques de un resfriado o al desahogo frente a una cerveza que a la locura. Pueden comprobarlo a continuación con esta selección de sus poemas inéditos:

Bar el Orfanato

—Pero estos eran huérfanos de vocación—

Roberto Bolaño

Si en algún momento
Se bautizase un bar
como
El Orfanato
Ten por seguro:
Ese bar
Jamás estará vacío.

Cincel

El resfrío asesino
Tragonea la piel,
fermenta los huesos.

Logra
dinamitar el corazón.

Nos torna
el perfecto material
para la escultura mortuoria.

Exorcismo

Un demonio
se combate
con otro demonio.

El miedo irracional
es abatido por el miedo racional.

La estaca es insertada en la carne
donde habita el Nosferatu.

Otro clavo sella el ataúd
otro más que se lleva a cuestas.

Nosotros,
dentro,
en esa reverencia
horizontal a la muerte.

Interruptor

Una ampolleta encendida en la pieza
es toda la reflexión que se debería tener.
Pero cuando todo es incandescente
es el ojo y su iris quien traiciona y confunde.
En última instancia,
eso queremos creer.
Es la ingesta,
el exceso de una claridad,
la que nos sobreexplora.
Lo que encandila, llama a la ceguera
y la oscuridad con la que se escribe,
la oscuridad de la sombra propia
es, sin embargo, la oscuridad ideal.

Premonición

Días de adolescencia,
Soledad.

Días maduros,
Soledad.

Puedo predecir mi retrato,
en el que, sentado, en una silla
leo un antiguo poema
sobre la espera.

Darío Ossandón (Coquimbo, Chile, 1991). Estudió Literatura y actualmente colabora como editor en el Blog de Masticadores de letras/Sur donde también publica cuentos y reseñas. Escribe mucho, intenta concretar alguno de sus proyectos literarios. Si bien la pandemia lo atrapó justo cuando estaba en su ciudad natal, sueña con algún día volver a Santiago.

Fotografía de portada brindada por el autor.

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