Juarroz y su fascinación por las palabras

Roberto Juarroz nació en Coronel Dorrego, en 1925, fue poeta, bibliotecario, crítico y ensayista. Colaboró en numerosas publicaciones, entre ellas el diario La Gaceta de Tucumán y la revista Esto; tradujo varios libros de poesía extranjera, en especial de Antonin Artaud. Su obra ha sido objeto de múltiples estudios así como también traducida a una gran cantidad de lenguas. Es considerado uno de los escritores más destacados de Argentina.

Juarroz fue un apasionado de las letras, apenas egresó de la carrera de Bibliotecología, en la Universidad de Buenos Aires (UBA), complementó sus estudios en materia de Documentación, en La Sorbona. Este sería uno de los tantos viajes significativos que haría a lo largo de su vida. Trabajó articuladamente con la Unesco y la OEA en diversos países. En Argentina dirigió el Departamento de Bibliotecología y Documentación de la UBA y desde 1984 fue miembro de la Academia Argentina de Letras.

La mayor parte de la obra de este prolífico escritor se condensa en una serie de 14 volúmenes bajo el título “Poesía vertical”. El último volumen fue incorporado en 1997, tras su muerte.

Su poesía estuvo influenciada por el Creacionismo, del chileno Vicente Huidobro, como así también por el Simbolismo, de Mallarmé. Del primero, recuperó la creatividad a la que llevó al extremo, a partir de poesías que no solo narran sino que danzan en la hoja, crean lo que nombran: “El oficio de la palabra, / más allá de la pequeña miseria / y la pequeña ternura de designar esto o aquello,/ es un acto de amor: / crear presencia”. Su escritura es presencia pero también, al igual que proponía Mallarmé, es el ejercicio de la libertad. En la obra predomina lo experimental y las reflexiones en voz alta a partir de un lenguaje simple, en forma de versos libres. “No hay regreso. / Sin embargo, / todo es una invertida expectativa / que crece hacia atrás”; escribe Juarroz y detiene el tiempo por un momento.

El lenguaje empleado es austero, rehuye a la rima y a la métrica; al mismo tiempo que intenta ser innovador y movilizante. En una conferencia en Montevideo dijo una vez: “La inclinación fue la de recoger de las situaciones extremas eso que llevamos escondido en nuestro silencio, lo que barajamos y pocas veces decimos”.

La obra “Poesía vertical” se caracteriza por un estilo sintético que no recurre a un exceso de ornamento porque en ella confluyen la sensibilidad, la emoción, la angustia, la inteligencia, el misterio; y no hace falta nada más. Son textos depurados, con sentidos enigmáticos o paradójicos; muchas veces centrados en la metapoesía, es decir, en la reflexión sobre el género poético.

«Cada poema de Roberto Juarroz es una sorprendente cristalización verbal: el lenguaje reducido a una gota de luz. Un gran poeta de instantes absolutos», decía Octavio Paz en relación a la escritura del poeta. Es que la obra de Juarroz se presenta como un horizonte infinito. Parafraseando a Valéry, su escritura es un abandono de la pretensión de alcanzar una lectura definitiva.

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