El triunfo de los derrotados

El artista maestro suele ir armado de un lazo con el que atrapar una idea para llevarla a la conciencia del espectador. Diego Lozano es uno de ellos. Gracias a sus imágenes podemos poner atención a cosas que se nos pasarían por alto. En uno de sus cuadros aparece una señal de tráfico, como una aparición según se apunta en el título, gracias al fogonazo de la inspiración y a un golpe de luz en la mitad de la noche.

En esta época de infinitos testigos, esta atención a lo vulgar cuadra con los millones de cámaras que lo registran todo para publicarlo en el mundo virtual. Pero Lozano, al ponerlo en pinturas, le da la importancia que tiene. Él se asoma a su ventana y pinta la fachada que tiene enfrente. Pero no evita que el aparato de un aire acondicionado, algo que nos podría parecer horrible, centre la mirada del que se acerca a la pintura. Ese aparato puede definir nuestra época, aunque nos parezca absurdo en un primer vistazo. Nada parece huir de la mirada de este artista, que siempre está mirando y que lo mira todo. Y al hacerlo iguala a los que usan una máscara que parecer importantes con seres anónimos y espacios de paso.

Llama la atención una serie de pinturas de ambiente nocturno. Pero esas imágenes son muy luminosas, como si pensáramos que, en la noche, lo que brilla es la oscuridad, y lo que tapa esa luz son las estrellas y la luna, al igual que si fueran nubes blancas. Pues al proyectar esa luz oscura nos señala que miremos a lo que está oculto, a los seres de la noche, a los olvidados, a los que vienen desde abajo, a los que nos se les dirige el foco. Lozano nos invita a unirnos a él en este afán. Una joven nos ofrece su mano mientras el título aclara su gesto: acompáñame en la oscuridad. Son personajes que se sienten heroínas, aunque tengan nombres comunes como Andrea, Carlota o Irene. Una de ellas alza el brazo en señal de triunfo, pero puede que no haya motivo real para hacerlo. Además, lo hace en el aparcamiento de un centro comercial, en el lugar menos heroico para hacerlo. Este gesto subversivo tiene una carga revolucionaria pero no sabemos por qué. Las verdaderas revoluciones son silenciosas y sus efectos pueden permanecer ocultos en sus primeros pasos.

Todas ellas parecen pertenecer a una misma tribu, a una generación golpeada que se enfrenta a un final que parece cerrado. Lozano consigue unirlas con una mirada que puede conectar lo que nos parece diferente y aislado. Otra cualidad del artista maestro es el poder de ilustrar lo que no tiene materia. Libertad, ansias de cambio, la realidad. Él puede escoger una imagen para cada idea. Lozano se muestra como un maestro que te enseña la verdad. Y su arte también necesita lo inabarcable, pues se siente confinado en sólo la pintura. Lo mismo puede hacer una foto, convertirla luego en pintura o hacer una maqueta. El arte necesita salir de los encierros, saltarse los límites, romper las normas. Diego Lozano es capaz de hacerlo.

Diego Lozano Rollán: https://www.instagram.com/diegolozano_99/

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