Pietro Aretino, el poeta maldito

Entre los muchos nombres que ha merecido Pietro Aretino (1492-1556), seguramente el título de profeta della sessualità, es uno de los que mejor describen su dimensión provocadora y trasgresora. Aretino se ha ganado un nombre infame por los panfletos y textos eróticos que se atrevió a publicar. Él era un polígrafo muy amigo de la estampa que gustaba de publicar todos sus textos y darlos a conocer por las cuatro partes del mundo. No se dejaba casi nada en el cajón y en general, le iba bien, con una excepción: los Sonetos lujuriosos (Sonetti lussuriosi), una obra muy problemática que le hizo famoso, pero al mismo tiempo le destruyó.

De origen humilde (nace el 20 de abril de 1492), sale pronto del hogar en Arezzo para iniciar una etapa de formación en Perugia (1508-1517/1518), donde realiza sus primeros pinitos como poeta y al parecer como pintor, puesto que se presenta como Pietro pictore Arretino en la Opera nova, un debut libresco que pronto queda en el olvido. Después de un pequeño paso por Siena, se traslada a Roma (1517/1518-1525) y allí logra darse a conocer. En parte porque arranca con buen pie, ya que comienza trabajando como secretario del rico banquero Agostino Chigi y pronto se convierte en partidario de la familia Medici, lo que le permite educarse en materia cortesana y entrar en contacto con los artistas del momento: Rafael, Sebastiano del Pombo, Sodoma, etc., pero sobre todo ganarse un nombre como Pasquino: como autor por excelencia de los panfletos satíricos (pasquinate) que se exhibían públicamente en la estatua de Pasquino, las fiestas de 25 de abril. Se trata de una tradición previa que Aretino se apropia como una primera máscara autorial y como ocurre tantas veces, en el triunfo va la derrota: por sus ataques durante las elecciones pontificias que vence Adriano VI (1521-1522) ya tiene que pasar una temporada lejos entre Florencia y Mantua, aunque regresa con honores con el papa Clemente VII (1523) al que había apoyado, el escándalo de los Sonetos lujuriosos lo ponen en el blanco, sufre un atentado y tiene que huir.

Entre necesidades y prisas, Aretino se refugia en un primer momento en Reggio Emilia con un amigo el famoso Giovanni de Medici y en Mantua (1525-1527) con el marqués Federico Gonzaga, pero realmente la huida continúa hasta que llega a Venecia, su nueva y verdadera casa (1527-1556). En la república lagunar las cosas le van mejor, como parecía anunciar su llegada en el día santo del 25 de marzo (San Marco, patrón de la ciudad): bien acogido por el doge Andrea Gritti y varias de las principales familias nobles, Aretino se convierte en un polígrafo que toca todos los géneros y en un autor muy exitoso que se gana la vida con sus textos gracias al inteligente aprovechamiento de la industria editorial veneciana, así como en diplomático del mundo que se relaciona con todos los poderes de la época y mantiene una estupenda relación de amistad con Tiziano y otros artistas como Tintoretto, Vasari o Sansovino. Bien asentado en Venecia, Aretino se permite el lujo de moverse entre Francia y España, escribiéndose tanto con Francisco I como con Carlos V y pasando interesada y oportunísticamente del bando galo a las filas imperiales desde 1536. Son muchas las ambiciones y proyectos, amores y tragedias, éxitos y polémicas que se suceden en su vida, hasta que muere de repente el 21 de octubre de 1556 en medio de- según cuenta una leyenda maliciosa- un ataque de risa por las hazañas prostibularias de sus hermanas. Al poco de morir él y su principal protector (el emperador), llega la puntilla: Aretino entra en la lista de libros prohibidos y pasa de tener vedadas algunas obras (los diálogos de prostitutas, la Contigiana, la Unanità di Christo y la Vita di Maria vergine) a ser un autor con toda su obra condenada.

Aretino se define como un escritor total y una suerte de diplomático cultural para todo y para todos, que escribe casi a la vez textos putescos y obras religiosas y esto lo muestra en la amplia colección de cartas que dejó, donde da cuenta de asuntos altos y bajos, mezcla amigos con enemigos, tan pronto describe pictóricamente sobre el Gran Canal como relata en directo un coito mientras escribe, siendo uno de los ejemplos más tempranos de autobiografía.

Los Sonetos lujuriosos (Sonetti lussuriosi), en realidad nombre popular de los Sonetos sobre los XVI Modos (Sonetti sopra i XVI Modi), se sitúan en el centro de la obra de Aretino por dos razones: primero, desde el punto de vista cronológico la serie de poemas están en la mitad del camino de su vida porque se componen en 1524-1525 y se publican posteriormente (1527 o 1537); segundo, el atrevimiento de los sonetos picantes marca a fuego la imagen de Aretino como poeta maldito, al modo de una mancha que nunca consigue limpiar pese a los esfuerzos por tratar de mostrar un perfil más serio.

La historia de los orígenes de los Sonetos lujuriosos es una serie que nace en un ambiente de intrigas cortesanas, amistades y rivalidades personales. Los sonetos tienen mucho sexo y más de escándalo, pero constituyen un buen ejemplo de las relaciones picto-poéticas. De hecho, el proyecto de los poemas está rodeado de arte por todas partes según las declaraciones de Aretino, quien da su propia visión de los hechos en su carta a Zatti: el punto de partida parece ser el morbo de ver las imágenes debido al revuelo armado en torno a los Mods y rápidamente afirma haber sido poseído por el espíritu que movió a Giulio Romano a dibujarlas como un juguete de ingenio. Recuerda las cosas lascivas vistas en el palazzo Chigi, hace encomio del sexo como la cosa más normal del mundo con ejemplos y autoridades de artistas y poetas y mantiene que en sus sonetos ha relatado al natural con los versos las actitudes de los combatientes, con referencia a una lucha obviamente en sentido sexual.

Como buenos hijos de Aretino, los Sonetos lujuriosos constituye un libro maldito que ha sobrevivido clandestinamente a ataques y polémicas sin fin, pero envuelto siempre de problemas de cronología e interpretación, así como de transmisión y traducción.

Las obras Razonamiento de la Nanna y la Antonia y el Diálogo en el cual la Nanna enseña a la Pippa, conocidos vulgarmente como las Seis jornadas, así como los Sonetos lujuriosos son obras unidas por la provocación y la exhibición descarada de erotismo. Aretino se presenta con una poética extrema y rompedora que juega bien la carta del erotismo. Dentro del sexo se sitúa en el mundo de la prostitución. La novedad está en el modo del pulso que Aretino entabla con Boccaccio: narradores siempre femeninos que charlan en una serie más reducida de jornadas y de ritmo frenético que reflejan un punto de vista marcado por un recuerdo, una biografía, de acuerdo con un giro que cambia el modelo libresco por un ejemplo de carne y hueso que tiene grandes implicaciones extraliterarias.

Con estos y otros modelos en mente, Aretino traza un doble texto que es todo un ataque anticortesano y antipedantesco que reflejan una visión propia tanto del mundo y la sociedad como de la lengua y la literatura.

Bibliografía:

  • ARETINO, PIETRO. Sonetos lujuriosos. Reino de Cordelia, 2021.
  • ARETINO, PIETRO. Coloquio de las damas. Reino de Cordelia, 2021.
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