Madre – Makvala Mrevlishvili (1909-1992)
Me regalaste el sol y la luna,
junto con las estrellas.
Me los pusiste sobre la cuna,
madre querida.
Prados, fuentes, montañas azules, –
todo cuanto veo,
me las dedicaste por patria,
madre querida.
La que es capaz de freírme un huevo
en la palma de su mano,
¿Quién pagará todos tus desvelos?
madre querida.
La más bella
Eres la más bella,
la más buena,
¡No te enfades tan a menudo,
pequeña madre!
Quiero que siempre
te rías con dulzura
Quiero que te traten bien,
se lo diré a padre.
La que me cuida,
me mima y me consiente,
ahora yo seré
la que te proteja.
Si antes era pequeña,
necia y terca,
ahora he crecido,
ya no te aflijas.
Te escucharé,
seré obediente,
ya no fatigues tu frente
con preocupaciones.
Si me hago daño,
con mimos me curas,
¡Ahora besaré yo
tus ojos hermosos!
Maternidad – Nazi Kilasonia (1926-1993)
Madre, madrecita, mamita,
cuéntame mi bienhechora:
Quiero que me expliques
¿Cómo llegué yo a este mundo?
¿Acaso me cortaste en el jardín
como una amapola de mayo
y me estrechaste en el corazón
para nunca más soltarme?
¿Puede que estuvieras eligiendo todo el día
entre otras muñecas de largas pestañas,
hasta finalmente escogerme
precisamente a mí?
Madre querida, mi oro y diamante,
más buena que las gracias del sol
y más bella que la luna.
No, querida, no.
No te corté en el jardín como a una flor callada,
ni te bajé de una estantería
como a una muñeca muda.
Luz de mis ojos,
cómo no te voy a querer
si en realidad abrí las puertas de mi corazón
para sacarte volando de allí.
A veces – Lili Nutsubidze (1927-2002)
A veces la tristeza inunda los ojos,
y es imposible retener el llanto,
que no te asusten las noches en blanco,
mientras tengas madre no tengas miedo.
Si la avalancha borra el color
y el frío invernal nieva sobre tus hombros,
no te aflijas, qué se le va a hacer,
el corazón de la madre volverá a calentarte.
Que no te asuste el resplandor del rayo,
el rayo solo vence a los árboles sin raíces,
mientras tengas madre eres fuerte,
mientras tengas madre, nada podrá vencerte.
Soporta penas y consuela,
la madre es el don de la vida,
mientras tengas madre, tú serás feliz,
mientras tengas madre, no tengas miedo.
Madre – Mariam Tsiklauri (1960)
Si quieres que nunca
envejezca tu madre,
abrázala, sonríele,
cuando la veas cansada.
El corazón de una madre pensando en ti,
se llena de oración.
Si de algo necesitas,
llamas a tu madre.
Constante, desinteresada,
será fiel a ti por siempre,
para aligerar tu estancia,
cuán un pájaro libre.
En el mundo no existe nada igual
al corazón de una madre.
Sé bueno y agradece
todos sus desvelos.
Si quieres que nunca
envejezca tu madre,
abrázala, sonríele,
cuando la veas cansada.