Narración de un duelo: reseña de «Estas piedras» de Yamila Bêgné

¿Cómo poner en palabras escritas un duelo? Cuando formas tan íntimas de la sensibilidad quedan al descubierto, ¿de qué posibilidades de la literatura valerse para transmitirlas? En la novela Estas piedras (Omnívora Editora, 2022), Yamila Bêgné nos acerca la historia de Dina, después de la muerte de su hermana mayor. La narración propone una sucesión de escenas hiladas por la consciencia centrífuga y el camino de su protagonista, y da cuenta de la parte de ella que no está, de la sensación de desorden interno y externo, de la falta de comunicación con su madre y de la relación con las piedras que la hermana de Dina estudiaba. Las piedras, esos objetos que tienen millones de años de existencia y que, como la escritura, sobreviven a la presencia vital del cuerpo. Las piedras como un eje temático en la novela, pero que también podrían funcionar como una especie de talismán ante la condición de finitud, de seres atados a un tiempo y un lugar determinados.

Dividida en tres secciones, la novela de Bêgné se enfoca de un modo minucioso en los momentos más significativos para Dina. La prosa de la autora es precisa y se aleja de lo rebuscado. Conocemos a un número acotado de personajes —la hermana de Dina, su madre, su pareja, que son los destinatarios del relato— y lugares para meternos en los rincones que componen el mundo de la protagonista, a quien seguimos en su búsqueda de los fragmentos físicos y de los recuerdos de una vida compartida que ya no es. Una carpa, una linterna, fotos y piedras giran en torno a la reconstrucción de un pasado, en el intento de la protagonista de seguir en movimiento cuando las circunstancias tienden a poner a la propia vida en suspenso. Con la certeza de que una parte suya falta, Dina busca en la memoria y los objetos recuperar algo de ella.

En Estas piedras, Bêgné utiliza las pausas en la narración para detenerse en los espacios y enriquecer la subjetividad de la protagonista. La poesía como parte de la prosa es un medio para transmitir lo que de otra manera sería imposible de hacer llegar al lector. En las páginas se respiran dolor, melancolía, pero también atisbos de una felicidad que quiere salirse de un letargo. Como las piedras, los instantes rescatados por Dina parecen querer aguantar el paso de las eras. Decir que por muy ínfimo que sea el lapso de vida de una persona, persiste el deseo de que la inmensidad del tiempo no resulte indiferente.

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